Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
LA REPUBLICA. Jueves 22 de marzo de 1990 17 COMENTARIO INTERNACIONAL HOTECA Bibio ece Dirección ACID leuapes terite to he hosy acioAmérica Latina debe apoyar a Guillermo Endara SUS entes ng de del ania iada de anla aula rren de el ades blo y a los pueblos y gobiernos de la región el respeto irrestricto de las prescripciones constitucionales, respecto a las libertades civiles, y los derechos y obligaciones ciudadanas, especialmente los referidos a la elección popular y directa de las autoridades nacionales. agrey gó: Igualmente y en forma solemne señala que se cumplirá rigurosamente con todos los procedimientos constitucionales vigentes para la rotación de las autoridades civiles y militares, respetando las correspondientes legislaciones, plazos y modalidades imperantes.
Por Juan Adolfo Singer, de El Día de Montevideo que onal El fracaso de la misión de OEA que probó suerte los aria por ulaema al El drama panameño a todos nos conciene. El dolorosostrance del paíshermano lo sentimos los latinoamericanos como cosa propia de ahí, entonces, la más alta, aun por encima de cualquier otra consideración por inportante que fuere, debe ser ayudar aPanamá a superarlo.
гіоа que erio ento COjes. esde luego que la invasión norteamericana está allí, insoslayable, como un mazazo que conmueve hasta lo más hondo la conciencia latinoamericana. No obstante, y pesar de todas sus implicaciones, se impone analizar los antecedentes de la cuestión y sus perspectivas actuales, teniendo claro que nuestra prioridad debe orientarse en el cumplimiento de la obligación antes enunciada.
je aar a Noriega hacía mofa y escarnio de compromisos De este solemne compromiso el régimen de Noriega hizo mofa y escarnio. Copó todo la administración pública y la puso al servicio del candidato oficialista, modificó las leyes electorales habilitando a los militares a votar en cualquier circuito, aunque no figurarán registrados en el mismo, con lo que podían votar varias veces, como efectivamente lo hicieron; clausuró medios de comunicación y los que permanecieron en actividad fueron orquestados contra la oposición y a favor del candidato del régimen; a los propietarios de los medios de transporte lectiv se les prohibió conducir a manifestantes opositores a las concentraciones de sus partidos, en tanto que se les obligó a hacerlo gratuitamente a quienes concurrían, forzados de mil maneras, a los mitines oficialistas. La lista de ejemplos sería interminable, pero lo que vale la pena subrayar es que la campaña electoral se desarrolló en medio de atropellos y persecuciones contra la oposición que continuaron el mismo día de las elecciones y mucho más, después.
Sin embargo, Noriega y sus capitostes no pudieron con el pueblo de Panamá. Está fehacientemente comprobado que la fórmula opositora, encabezada por Guillermo Endara, obtuvo el 70 por ciento de los votos contra el 26 por ciento, recogido por Duque, candidato oficialista. El desconocimiento del claro y contundente pronunciamiento popular y la subsiguiente anulación de las elecciones cunsumaron el acto de sevicia final contra el sufrido pueblo panameño.
Todavía una misión de la Organización de Estados Americanos intentó a continuación encontrar una fórmula de entendimiento entre la oposición legítimamente triunfante y el régimen militar derrotado en las urnas. Pero éste la condenó al fracaso.
Importa señalar, entonces, que Endara y sus compañeros de fórmula, el Dr. Ricardo Arias Calderón y el Lic.
Guillermo Ford, son dirigentes de vasta trayectoria y de indiscutible predicamento en sus partidos. Sus orientaciones son claras y bien conocidas. Su constante apego a y los principios liberales y democráticos va de la mano con su invariable defensa de la plena nacionalización del Canal y del estricto cumplimiento de los tratados TorrijosCarter. No son adventicios sino gobernantes avalados por una abrumadora mayoría del pueblo panameño, que los votó sobreponiéndose a todas la maniobras y vejámenes de que fue objeto.
Las dificultades que deben enfrentar el Presidente Endara son abrumadoras. Es inexcusable ignorarlas. Ello impone, a nuestro juicio, para la comunidad latinoamericana, en primer lugar, apoyarlo. Panamá necesita esa ayuda. La necesita hoy más que nunca, para salir airosa de un prolongado oprobio de castas militares y de una encrucijada dolorosa y erizada de obstaculos: те de as 7OS le an le 1S os os ce e ES Estuvimos en Panamá en diciembre de 1988, en nuestra calidad de miembros de la Junta Directiva del Parlamento Latinoamericano, que en esa oportunidad sesionó allí. El General Noriega, jefe del régimen imperante, invitó a los miembros de la Junta a una reunión informal en su cuartel de El Farallón.
Al término de la misma, durante un refrigerio social, fuimos presentados a Noriega por uno de sus hombres de confianza, el entonces Presidente del Parlamento de Panamá Sr. Carrizo. Aprovechando la ocasión le formulamos tres preguntas: 1) Si las elecciones ya fijadas para el de mayo de 1989 se iban a realizar respetando los derechos de la oposición; 2) Si se pensaba que el candidato oficialista triunfaría; 3) Si en cualquier caso, el resultado sería plenamente acatado. Su respuesta, en tono serio pero cordial, fue afirmativa a las tres interrogantes. os e as La anécdota viene a cuento porque en medio de informaciones contradictorias no resultó creible su respuesta a la segunda pregunta.
Bastante antes, en marzo de ese mismo años, en la Vi reunión extraordinaria del Consejo del SELA, convocada expresamente a nivel ministerial por el Gobierno panameño, su canciller asumió oficialmente compromisos irrenunciables, que los gobiernos de toda región tienen docucatentados. El Gobierno de Parama garantiza a su pue Nuevos en mando tienen una larga trayectoria o Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
Este documento no posee notas.