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las ciudades principales; se fundó un hospital y un lazareto; se dispuso la apertura de un camino para el Atlántico; trabajóse por el mantenimiento y consolidación de Centro América confederada; se dictaron las primeras ordenanzas municipales; se favorecieron los cultivos en los terrenos remotos deshabitados; y en una palabra, se llevó término una labor, que con menos juicio y energia, se hubiera necesitado de mucho más tiempo para coronarse. Murió el señor Mora el 16 de Diciembre de 1854, y con motivo de esa desgracia, El Eco de Iraci consignó en sus columnas lo siguiente. Esa vida fecunda en bienes para sus compatriotas; esa existencia gastada por los continuos trabajos de la inteligencia; esa consagración sin límites por el bien público; que le llevó a ser desde pobre mercader dignisimo representante de un pueblo en los Congresos de la Federación y en las Asambleas Nacionales; desde humilde maestro de escuela excelso Jefe de la patria que tanto amaba; desde simple Secretario de una municipalidad hasta venerable Regente de la Corte Suprema de Justicia. Con lo dicho basta para comprender las ideas abanzadas que bullían en el cerebro del primer Presidente de Costa Rica, y cuan acreedora es su memoria a la gratitud de los costarricenses.
Páginas Ilustradas tiene especial placer en inaugurar hoy la galeria de retratos de los Presidentes de Costa Rica, con el del ilustre benefactor de la patria, don Juan Mora Fernández.
Vanilla Calleren, priate UNA VISTA EN EL ASILO CHAPUÍ Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica