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fué sa admirador y amigo. 1840 ÑOR VALENTÍN ZEQUEIRA (Recuerdo de Antaño)
Era contemporáneo del inclito hombre público dou Braulio Carrillo quien De humilde cuna, pobre en demasía, pero de ingenio agudo y perspiraź, fué el hazmereir de cuantos le conocieron en San José, allá por los anos de 1835 Así como los sandis y los cadides que divertieron a los franceses contemporneos de Juan Bt. Poquelin (Moliere) en el siglo XVI, como aquellas famoinscripciones militares que aparecieron en los muros de Pompesa, tuvieron un lugar en la historia, así lns bufonadas y agudezas de sor Valentin hun traspasado los límites de una época lejana para venir en nuestros tiempos tomar campo en las reuniones y corrillos donde se mantiene siempre viva la hilaridad contrado sus chistes y jogadas, todas ellas llenas de gracia y viveza.
Don Braulio Carrillo gobernuha los destinos de este país en la época misma en que la mayor parte de estos chistes tuvieron lugar.
Por lo general, los que ocupaban los primeros puestos en la cosa pública los acomodados y ricos fueron siempre el blanco de las muchas historias que de Vor Valentín Zequeira se cuentan.
He aquí algunas de ellas: Tor Valentín había contraido una fuerte deuda con su admirador y amigo don Braulio Carrillo, la cual no podía pagar. Le fué necesario buscar un medio seguro para cancelarla, sin devolver el dinero. Poco o ningún trabajo le costó ballar ese medio.
Por aquellos benditos tiempos en que el lujo era personaje desconocido, se enterraba a los pobres tal cual salían del lecho mortuorio. Sólo sí, para conducirlos su última morada, se les echaba en unas andas, quedando a la vista de todo el mundo, expuestas al solo ale podía dar fé de quién era el difunto y por consiguiente, For Valentín prestó unas andas y buscó amigos que lo condujeran en cllas al cementerio, con la precisa condición de que lo pasaran por el frente de la casa de su amigo don Braulio Carrillo Inútiles fueron ruegos y gestiones por ver de obtener el objeto de tal ocurrencia; así fué que, acostándose cuan largo era en las negras andas, dió la orden de marcha, y el cortejo tomó la dirección de la casa presidencial.
L: casualidad quiso que doo Braulio se asomara una de las ventanas que daban la calle. en los momentos precisos en que el miserable cortejo deseinbocaba par aquel lado. Al pasar por su frente, preguntó uno de los concurrentes quién era el difunto. Por Valentin Zequeira contestó el interpelado.
For Valeutin! dijo don Braulio lleno de estupefueción. Dios le perdone, así como yo le perion, lo que me debía!
No había termidado de decir lo último, cuando el fingido muerto, con gran detrimento de los que lo llevaban, se paró de súbito y agitando las manos como un loco, dijo. Dios se lo pague don Braulio! Dios se lo pague!
La deuda quedó cancelada.
al agua.
Aún cuando tenía nuestro hombre un pie en la tumba y el otro próximo entrar en ella causa de gravísima enfermedad, su ingenio no sufrió men scabo; antes por el contrario, se aguzó mucho más. He aquí de que modo satisfizo lo que él creyó su última voluntad. Este documento os propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregon Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica