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Señor Don Próspero Calderón Pte.
MI ESTIMADO AMIGO. El buen ejemplo es oro Yo no sé quién fué el primero qne dijo esto, pero como sentencia dictada por la sabiduría viene de may antigno, y recuerdo haberla encontrado casi en to los los moralistas desde Marco Aurelio para acá.
El buen ejemplo es oro que entra en las arcas de nuestro espíritu en forma de fortaleza, de esperanza y de fé. Cuántos pechos vacíos de energía, escasos de aliento para las luchas de la vida se tornaron animosos y se irguieron al ver levantarse a su lado esos gladiadores quienes parree que Dios tiende la mano, por que heridos en la batalla se dan por vencidos, y quienes no rinde ningún golpe de la suerte aunque los derribe por tierra?
De estos es Ud. Lo he conocido luchando con la adversidad largos años, lleno su corazón de bondad y su alma de inteligencia; y cayendo aquí, levantaydo allá ha recorrido con altiva y noble entereza la interminable calle de amargura por donde nos hace pasar, cargados con nuestra cruz de pesares, la releidad de las gentes.
El buen ejemplo es oro, y Ud con su constancia en el trabajo, cou su honradez inmaculada y con el ejercicio coustante de las dotes de su apacible inteligencia, nos dá uno como esos que se recomiendan con empeño en el libro más admirable que se ha escrito despues de la Biblia: en la Imitación de Cristo. Bondad, entereza, rectitud son la esencia de ese libro extraordinario, y seguramente il aprendió allí, para ejemplo de muchos, como debe perseri marse sin desmayo en las luchas por el deber.
Gracias le doy al trabajador infatigable. De su labor saco alientos, que fortalecen mis energias casi agotadas, reaniman mi fé casi extinguida.
Séale provechosa su nueva empresa Páginas Ilustradas.
Su Afectísimo amigo, RAFAEL VILLEGAS Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica