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Death Sentence

por la verdad histórica El apreciable colega La Justicia Social, en su edición del sábado 16 de este mes, hace referencia esta Revista con motivo de un asunto histórico muy interesante, en los siguientes términos. LICENCIADO DON BRAULIO CARRILLO. La importante Revista Páginas Ilustradas que en esta capital principio a publicarse el del corriente mes, se ha impuesto la laudable labor de insertar documentos que esclarezcan la historia patria.
El primer número trae la sentencia de muerte firmada en Sauce (El Salvador) contra el Capitán Domingo Lagos por el alevoso homicidio perpetrado el jueves 15 de mayo de 1845, en el lugar la Sociedad, en nuestro preclaro Presidente don Braulio Carrillo, quien era aborrecido por el asesino porque litigaban la propiedad de una mina. Lo relatado en ese documento no concuerda con lo dicho en la página 267 de nuestro libro conmemorativo «Costa Rica en el siglo XIX. Está en lo cierto el colega. Lo expuesto en el documento que yo publique en esta Revista y lo consignado en el Libro Conmemorativo están en completo desacuerdo. Pero permítame el apreciable colega que le observe que lo inserto en este periódico, relativo al asunto que nos ocupa, es un documento auténtico y oficial, suscrito por personas que figuran en lugar prominente en la historia de El Salvador, y lo consignado en el dicho Libro Conmemorativo no es más que la opinión aislada de don Máximo Soto Hall, sin que la acompañe de documentos que puedan justificarla.
Este señor dice lo siguiente, refiriéndose la muerte del Licenciado Carrillo. Cierto día se hallaba tendido en su hamaca, que pendía de dos árboles, en sitio campestre, cuando enemigos políticos y no personales como se ha dicho, hicieron sobre él una descarga, dejándolo gravemente herido; se echó al suelo con intención de defenderse, pero nuevos disparos dieron fin con su vida. Sin embargo, como quiera que no soy yo el llamado esclarecer tan importante asunto histórico, creo que los señores don Cleto González Viquez, don Ricardo Fernández Guardia, don Manuel de Jesús Jiménez, don Pedro Pérez Zeledón, don Juan Ferraz, don Anastasio Alfaro, don Francisco Montero Barrantes, don Joaquin Bernardo Calvo y el mismo señor Soto Hall, quienes se han dedicado al estudio de la historia patria, pueden hacer luz sobre el particular y sentar la verdad histórica de la cuestión que motiva estas líneas.
Pongo, pues, respetuosamente, la disposición de dichos caballeros, las columnas de esta Revista.