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trene. Sí, estaba algo cansada. Pero ¿dónde estará la gente de festa casa. Mira la izquierda. Germán no es nuestro vecino el que viene allá con otro caballero?
Germ. Precisamente, señorita.
trene. Fiazlos pasar al salón y suplicarles que aguarden un instante mientras nos vestimos. Se va. Germ. Positivamente algo nuevo ocurre en esta casa: el Coronel no salió como lo hace diariamente; la señorita paseo silenciosamente; y yo la seguí. tranquilamente. Se me ha clavado aqui (tocándose lá frente)
que la culpa de todo totalmente la tiene el muñeco del vecino, ese conde conde. nado. Nunca me la hizo buena. Con qué gusto le molería las costillas palos. particularmente. Se pone recoger los papeles que hay debajo de la mesa. ESCENA VI Germán; Verteuil, Pantu (sin reparar en aquel)
Vert. Miserable! Canalla!
Pant. Me insulta el señor conde por que le recuerdo que son las cuatro?
Vert. No le he dicho que es un asunto arreglado?
Pant. el viejo milichonche. Hum! El único asunto arreglado que hay en la vida es la muerte. Usted peca de confiado, amiguito. Verteuil amenaza con el bastón Pantut, pero disimula al ver Germán. Germ. Las señoras están vistiéndose y suplican ustedes que pasen ai salón.
Vert. Daremos mientras tanto una vuelta por este precioso jardín. No le parece usted señor Pantu?
Pant. Como usted guste mi querido Verteuil. Se alejun por el foro cogidos del brazo. Germ. Esto no es natural naturalmente! Por qué insultaría Verteuil ese mamarracho? Aquí hay gato encerrado, y lo he de descubrir, aunque esto sea buscar cinco pies al gato. Vamos, Germán, acuérdate de cuando seguías la pista los kabilas sospechosos en los bosques de Argelia. Toma un sombrero grande y una regadera que están detrás de un árbol. Cuánto apostamos que estos son más kabilas que aquellos. Los sigue cautelosamente. Continuará. La gran culpa de Eva en su pecado, es no haber tenido madre.
JULIO MORIAC