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Para Páginas Ilustradas AMIGO PRÓSPERO: Largo tiempo permaneció entre nosotros un poeta, quien no conocimos como tal, en razón de no haber descolgado la lira durante su estada en Costa Rica. Refiérome Félix Callejas, cuya mano estreché alguna vez con especial complacencia. Yo, al menos, nunca supe entonces de su amor lagalla ciencia, y persistí en esa ignorancia hasta que en estos días mi amigo Pepe Figueredo me mostró su primer libro intitulado Vibraciones. fe que vibran al oído muchas de sus notas, con tanta delicadeza y atracción que parecen arrancadas cuerdas de oro las más finas, llevando al ánimo la idea de que el espíritu de Callejas, sutil como el perfume de las flores, recibió sus primeras impresiones, que son las más hondas, a la vista de aquellos verjeles antillanos que ofrece en la tierra de la Luz Caballero la expléndida naturaleza.
No en vano canta con exquisita sensibilidad, imitación de Valdez y Zenea, sus compatriotas mártires. Entre las notas desprendidas de su lira he tomado al acaso Créalo Ud. de su librito aludido, las que le remito en la copia adjunta. Callejas es, además, sincero admirador de la mujer costarriqueña.
Hase reproducido aquí, no recuerdo en qué periódico, aquella composición suya que comienza con esta estrofa: Son las costarricenses blancas, trigueñas lo mismo las altas que las pequeñas, Las mujeres más lindas que he conocido; Las que tienen más gracia, las más hermosas, Las que en sus labios rojos han recogido Los colores más vivos que hay en las rosas.
En fin, amigo Calderón, ahí le va esa copia, junto con la fotografía del cantor de las bellezas de nuestras compatriotas, por si Vd. creyere, como yo, que aquél merece ser presentado a la consideración de nuestros modestos centros literarios. no lamente Vd. que no pueda colaborar en PÁGINAS ILUSTRADAS la herrumbrada pluma de este su viejo amigo, que mucho lo estima, TRANQUILINO CHACÓN Alajuela, 16 de enero de 1904. Aunque no en el presente oportunamente publicaré, y con especialisimo placer, el retrato del inspirado cantor de las mujeres de Costa Rica, y autor de la preciosa composición Humana, que aparace en otro lugar de la presente edición. Mil gracias mi amigo don Tranquilino por su valioso contingente. El Director.
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