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El joven comprendió que todo había concluido y que estaba punto de ser devorado por la fiera.
Todo esfuerzo por defenderse hubiera sido inútil, y si ho.
biese gritado nadie habría oído sus voces. Velleda. Por piedad. Suéltame, hija mía!
De pronto se iluminó el rostro de la víctima. Nuestro hombre acababa de entrever la posibilidad de su salvación. En uno de los cajones de su mesa tenía un revólver.
Todo era cuestión de tiempo.
Con gran cautela, fin de que la bestia no creyese que trataba de oponer resistencia, alargó el brazo libre introdujo la mano en el cajón, que registró con muchas precauciones, con el objeto de hacer el menor ruido posible.
De repente latió con extraordinaria fuerza su corazón. Sus dedos acababan de encontrar el arma.
Dueño absoluto de sí mismo y convencido de que la lucha se igualaba y de que de ella podía salir vercedor, apuntó a la sien del animal y disparó.
Velleda lanzó un rugido tan terrible que vibró en toda la casa, y como una masa inerte cayó muerta sobre la estera de amarillento junco, que manchó con su negra sangre.
DANIEL RICHE Hay períodos en la vida en que todo nos falta a la vez, como otros en que todo nos es favorable, sin que haya necesidad de invocar la palabra casualidad.
Lo que se llama suerte, en sentido de probabilidad y éxito, resulta de una relación exacta entre nuestras fuerzas y las circunstancias, casi independiente de nuestra voluntad.
PAUL BOURGET. Nunca ames demasiado, el mucho fuego, Va al olvido flechado.
Pues bien, dijo ella, aunque me olvides luego Amame demasiado.
CAMPOAMOR Concebir el crímen es más que cometerlo; es cargar sangre fría con su responsabilidad, sin tener la disculpa del frenesí que lo hace concebible.
LAMARTINE Los racionalistas modernos llaman al crímen desventura: día vendrá en que el Gobierno pase los desventurados, y entonces no habrá otro crímen sino la inocencia.
DONOSO CORTÉS 91