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Doña Inés empezó hacer pucheros y terminó por dejar salir de sus cuencas hundidas unos lagrimones como pesetas.
Enseguida, con las barbas del pañolón prestado, se secó las lágrimas, aconsejó resignación y se despidió dejando más triste de lo que estaba a la infeliz madre.
Como ésta son todas las visitas de pésame en nuestra tierruca. Parece que es tema obligado el hablar del muerto vel deshacerse en elogios para aunque haya sido, en vida, un buen pícaro. Una visita de pésame sirve para evitar la soledad los deudos, evitándoles así el pensar en el difunto llamando la atención hacia otros puntos.
El hacer recuerdos dolorosos de un muerto en casa de los deudos constituye, si no una falta de consideración, una muestra de poco tacto El hacer pucheros, el decir que lo sienten mucho, el hacer esas visitas que solo corresponden a los amigos de mucha confianza, no son más que fórmulas hechas por la costumbre, de las cuales nuestro espíritu rutinario no podrá deshacerse en el trascurso de muchos años.
social.
JOSÉ FABIO GARNIER San José, Enero 1904.
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