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Roch. Sí, pardiez: un dolor inmenso. Figúrate lo que he sufrido pensando que te ibas alejar de mí, para siempre, privarme del placer de acompañarte a todas partes, de gozar contigo en tus alegrías y consolarte en tus pesares. An Irene. para un viejo soldado como yo, sin familia ni amigos qué eres tú? La vida, el mundo, el cielo. todo. Cómo dejar de recibir por las mañanas el beso con que me das los buenos días. Como dormir las noches sin posar en tu frente el beso de despedida. Como renunciar tanta dicha?
Irene. radiante de alegría. no ve usted que si he llorado tanto es por que creía que ustedes querían obligarme renunciar esa felicidad, casándome con un desconocido?
Roch. Tú! has llorado sólo por eso! Vamos, pierde cuidado: Venteuil no volverá jamás esta casa. Con tristeza. Ah! pero si no es él, será otro, sí: llegará un día en que tu corazón se abra al amor, y nos abandonarás. y entonces.
Irene. Acercándose emocionada. usted no encuentra ningún medio para evitarse. para evitarme el dolor de esa separación?
Roch. Irene!
Irene. Oh! será preciso que yo le diga, que le confiese. Usted no me comprende, nó. Oculta el rostro en el pecho del coronel)
Roch. Oh Irene. Es verdad lo que oigo? Repítelo. Es cierto. No es un sueño de felicidad. En sus transportes llora, ríe, besa las manos de Irene y la estrecha en sus brazos. ESCENA XIII Dichos, Germán, con unas maletas.
Germ. Dónde pongo estas maletas?
Roch. Las maletas. Ah, sí! Tíralas la calle inmediatamente, cógetelas enteramente, quémalas completamente, instantáneamente animal! y ven abrazarme, con mil bombas. Le abraza) Soy el hombre más feliz de la tierra y tí te lo debo, zoyes? Abraza también Irene; pedazo de kabila!
Germ. ap. Positivamente están locos. Se deja abrazar por ambos. ESCENA XIV Dichos, doña Isabel. Is. Irene! Rochefort. Qué significa. Roch. Esto significa, señora, que estábamos en babia: que ni usted ni yo hemos nacido para sondear corazones, y que no vemos las cosas hasta que nos las meten por los ojos. adoptando un tono solemne)
esto quiere decir, señora Rigaud, que el coronel Rochefort tiene ei honor de pedir usted la mano de su hija.
Germ. Hurra. Deja caer las maletas y tira la gorra al aire. Irene se abraza su madre, y el coronel estrecha la mano que le tiende doña Isabel. TELÓN.
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