Guardar Descargar

Y un ósculo bendito arrancó el postrer aliento aquellas dos existencias, la manifestación última del entrañable cariño de una madre para un hijo, y de un hijo para una madre, de un héroe talvez y de una mártir.
En la mañana del siguiente día las campanas del pequeño templo doblaban con hondos lamentos de tristeza, lentamente, muy lentamente.
Un cortajo numeroso conducía dos ataudes al cementerio, En una espaciosa sepultura, uno al lado del otro, fueron colocados, y cubiertos por la misma tierra, aquellos dos seres que personificaron el más puro, el más ardiente y el más grande de todos los amores.
San José, febrero de 1904.
RICARDO COTO FERNÁNDEZ.
Fot. Rudd Puente LA BARRANCA. Ferrocarril al Pacifico Hay períodos en la vida en que todo nos falta la vez, como otros en que todo nos es favorable, sin que haya necesidad de invocar la palabra casualidad Lo que se llama suerte, en sentido de probabilidad y éxito, resulta de una relación exacta entre nuestra fuerzas y las circunstancias, casi independiente de nuestra voluntad.
PAUL BOURGET 132