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V Cubierto el campo de cadáveres de hermanos, horrible test timonio del ardor de las luchas civiles, recorría yo entre el hielo y la oscuridad, envuelto en mi capote de soldado, el terreno silen!
cioso en la noche que atrono durante el dia el estruendo del cañón y el estrindente ruido del combate.
Es triste, muy triste marchar a la pálida luz de un farol, entre cuerpos mutilados, buscando de dónde sale, a lo lejos, un jay! apagado y lastimero, para arrancar una víctima al abandono.
Es triste, muy triste aquella fría calma, sombra del cuadro que lleno de colores poco antes el abrasado empuje del combate. Aquelia alfombra de muerte, que parece tener aún vida, anda revuelta con armas y arneses, que reviven las escenas no olvidadas que ilu minaba antes el fuego y sombreaba el humo de la pólvora. los unos los lleva alli su deber; los otros, su cariño su simpatía; y como sombras errantes, se descubren al acaso grupos pequeños, que buscan y no encuentran al amigo al hermano.
Siempre es igual el silencioso epilogo de una batalla. Pues bien: aquella noche, entre los atezados rostros de los guerreros contristados, encontré una mujer; buscaba, como todos, pero buscaba sonriendo; sus pálidos labios estaban entreabiertos por una sonrisa glacial. Su belleza angulosa parecia dilatarse como su pupila lúcida al indurarse sobre los muertos; su rubia cabellera tenia la rigidez del esparto; su talle esbelto acusaba debajo del vestido la carencia de contornos; su mano blanca, seca y afilada, tocaba los moribundos y dejaban de agitarse para siempre, La miré de hito en hito, y la reconoci: era La Donna del Lago.
VI Cuando las olas del lago Leman se encrespan y producen esas súbitas y terribles tempestades, tumba de lanchas y pescadores, no en vano van todas, todas, estrellarse al pie de la roca maldita, donde está tallada aquella magnifica mujer.
La Donna del Lago es la Muerte.
EMILIO DE ARJONA.
Un hecho curioso La sinfonía del Barbero le Scilla, de Rossini. fué escrita cinco años antes de la existencia de esta obra maestra, para la ópera Eyuicoco Stravagante.
En 1813 el autor la utilizó para su Turciano in Palmira: en 1815 para Elisabetta Inglaterra (ópera seria) ral fin en 1819 para el Barbero, 135
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