dirigido los trabajos, manejado los fondos que su señora tía le iba entregando, y en muchas ocasiones, alentado el ánimo vacilante de la noble anciana que consideraba el peso que voluntariamente la echado sobre sí, superior sus fuerzas. Gracias a la energía admirable de una madre agobiada por los años y por los pesares, y al tino integridad de un administrador entusiasta, el Hospicio de Huérfanos de Cartago, casi concluído, ha abierto sus puertas y su abrigo redentor se prepara ya la lucha por la vida und veintena de niños.
El edificio que reune todas las comodidades desea bles, ocupa una manzana de terreno; posee una preciosa capilla y tiene capacidad para doscientos huérfanos. Se compone, entre otros departan entos, de dos salones de actos, tres espaciosos dormitoPresbítero Joaquín Alvarado rios, comedores, aulas, talleres y (3 de Abril de 1818 12 de Mayo de 1890)
dos hermosos patios: uno para los asilados pequeños y otro para los grandes. ambos lados de la entrada a la capilla que dará acceso al público, hay apartamentos para la venta de objetos que se elaboren en el establecimiento.
La institución goza hoy del usufructo de las fincas arriba citadas y de 58 acciones de banco que forman parte del legado de la señorita Telia Sancho Posee, además, la Plaza Llorente, donada por el Municipio de Cartago, y situada al sur del edificio. Se han empleado en él, hasta hoy, en total, unos 95. 000 Cumplimos, para terminar, con el deber de dar las gracias más sinceras las personas que nos han ayudado en las gestiones referentes este importante asunto y muy especialmente al señor Gobernador de Cartago, don Nicolas Jiménez y don Alberto Medina, cuyo decidido apoyo debemos el haber obtenido los retratos del padre Alvarado, de la señora de Sancho y de don Francisco Jiménez, con que honra sus columnas PAGINAS ILUSTRADAS, deplorando no poder rendir igual tributo la memoria de la señorita Sancho, por no existir retrato suyo.
Esta Revista felicita la importante ciudad de Cartago por el éxito lisonjero de la caritativa obra iniciada por el padre Alvarado y admira respetuosa la matrona venerable que vive consagrada al bien y cubierta con la hermosa aureola de la popularidad.
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