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Pero ese público que no es tan positivista como se cree, empezó a comprender su verso, penetrar su pensamiento y admirar y aplaudir el caudal de gracia y de arte que se desprendía de sus rimas.
Esto fué en Julio. En Octubre publicó su Invierno que le ha traído el cariño de las mujeres y el aplauso de los hombres.
Sus enemigos lo llaman la señorita Homero, pero sus amigos le dicen el nieto de Poe» y lo quieren y lo admiran mucho.
Wuillians Hamilton es completamente original. No tiene de ningún poeta. Sus versos son raros y graciosos, finos y ardientes. Si vamos a las comparaciones podríamos encontrarle semejanza con Byron, el ilustre poeta inglés.
Hé aquí una estrofa de Hamilton. Amo de las mujeres la falda leve que recogida deja adivinar las formas, amo el andar varonil de ellas cuando marchan como soldados bajo las frondas.
Esta estrofa ha encantado todas las mujeres y no hay album femenino que no la tenga. le ha valido muchos doilars y también muchos besos y muchos banquetes.
Vean ustedes pues, como en el Norte hay poetas y hay admiración.
Verdad también que allá ningún poeta es sablista y los literatos no creen, como muchos entre nosotros, que para tener talento se necesita no ser cabailero y persona decente.
Cléo de Merode ¿no la recuerdan ustedes? La primera belleza de París, que vale decir, del mundo.
Cléo triunfó en el Gran Certamen de Bellezas y en el alma real de Leopoldo de Bélgica. Su Magestad la llevó Bruselas y Cléo gozó mucho y bebió y bailó y reinó mucho.
Pero se fastidió mucho. dice el Gil Blas que una mañana se alzó del lecho y encarándose Leopoldo le dijo muy sonreída. Me hastias ya demasiado. se fué París, su maravilloso París, reír de Leopoldo y hacer versos.
Un diario del Uruguay está publicando en la actualidad algunos fragmentos de la correspondencia íntima del Doctor Francia, del horroroso tirano suramericano, aquel enorme corazón de hierro que nunca amó ni sonrió. Que nunca amó he escrito? Pues es mentira. El tremendo estadista amó mucho, como un adolescente ama, como un ingenuo.
Hé aquí un párrafo de su carta una señora inédita.
Quiere creer que sufro mucho por usted? Tenga lástima, adorada amiga, de este infeliz que la ama tánto como piensa en usted y que todo lo abandona por usted. Corazones que no aman? Mentira. Tan mentira como la de que los corazones no son de carne.
EMILIANO HERNÁNDEZ 175