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deanos.
de sus canciones. Zemfira recoge las ofrendas voluntarias de aquellosialAl venir la noche, los tres preparan su cena, luego el ancianosse duerme, el fuego se apaga; poco después todo reposa, todo está tranquilo en aquella tienda.
VI los rayos de un sol primaveral el viejo calienta su sangre adormida. Delante de una cuna la hija entona una canción de amor. Aleko escucha y palidece.
Zemfira. Viejo celoso, hiéreme, quemame; soy firme, no tengo miedo ni al acero, ni al fuego. Te odio, te desprecio, amo ii otro; me muero por amarle.
Aleko. Termina. Ese canto me fatiga. No me gustan esas canciones salvajes.
Zemfira. No te agradan? ¿qué me importa? Entono la canción para dormir nuestro hijo. sigue cantando) hiéreme, quémame, no diré nada, viejo celoso, tu no sabrás el nombre de mi amante. Es más fresco que la primavera, y más ardiente que un dia de verano Qué joven y qué va.
liente es. Cuánto nos hemos acariciado durante la noche mientras tu dormías. Cómo nos hemos reido ambos de tus blancos cabellos. Alekco. Cállate, Zemfira! Ya he oido bastante!
Zemfira. Con que tomas la canción para tí?
Aleko. Zemfira. Zemfira. Enójate si quieres. Sabes? Entono la canción para ti (sale cantando el estribillo. El anciano. Oye, Aleko, fué en mi tiempo cuando hicieron esa canción. Con ella se divertía y se hacía reír la gente. Cuando acampamos en la estepa de Kagoul, en una noche de invierno, recuerdo, que mi pobre Maryoula la cantaba al dormir nuestra querida Zemfira. yo sabía de memoria esa canción y hoy no puedo repetirla. Cómo se han confundido en mi mente los años que pasaron!
VII Todo está en silencio. Es de noche. La luna boga por el cielo azulado.
Zemfira despierta su padre.
Zemfira. Padre. Aleko me asusta. Escucha. En medio de un sueño profundo solloza y gime, El anciano. No lo toques. No hagas ruído. Sabes lo que dice el ruso? la media noche el espíritu familiar cierra la garganta de los durmientes.
Cuando el alba levanta su frente orlada de franjas de colores, el espíritu huye. Zemfira, cállate.
Zemfira. Oye, habla, llama Zemfira. El anciano. Aun en sueños te busca. Le eres más querida que su vida propia.
Zemfira. Su amor me fatiga. Me fastidia estar su lado. Mi corazón desea recobrar su libertad y ya. pero, escucha, pronuncia otro nombre. El anciano. Qué nombre?
Zemfira. Oye. Cómo lo molesta esa pesadilla! Crugen sus dientes.
Me da miedo. Voy a despertarlo.
El anciano. Lo ensayarás en vano. No turbes el espíritu nocturno.
Aleko pronto se tranquilizará.
Zemfira. Mira, se agita, se levanta, me llama, está despierto. Voy su lado. Adiós.
Aleko. Donde estabas?
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