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Kidnapping

¿Quién puede decir al corazón de una niña: Ama éste, sólo éste y eternamente éstec Consublate, Aleko, ese es el destino del amor.
Aleko. Cómo me amaba antes! Qué dicha sentía cuando ella reclina ba su cabeza en mi pecho. Qué ligeras pasaban las horas de la noche! Siem.
pre con una palabra murmurada en mi oído, con un beso embriagador de sa Loca huía mi tristeza, se desvanecían todos mis recuerdos dolorosos. abora. Zemfira infiel!. No amarme ya. El anciano. Aleko, eso nos pasa a todos los hombres, escucha: hace tiempos, cuando el Moscovita no extendía su mano ambiciosa hasta el Danubio ves, despierto en mi memoria viejos fastidios entonces temblábamos al nombre del Suitán; un pacha gobernaba el Boudjak desde lo alto de las torres de Akerman. Entonces tenía muy pocos años. Entre huestras jóvenes bellezas había una que durante largo tiempo fué el sol de mis esperanzas.
Al fin fué mía. Ah! mi juventnd pasó rápida como una estrella errante. Muy pronto en mis crenchas espesas aparecieron los nevados cabellos que arrojan sobre el hombre, la vejez y los infortunios. Daryoula me amó durante un año. Una vez, cerea de las aguas de Kagoul encontramos una horda de bohemios como nosotros. Plantaron sus tiendas cerca de las nuestras, al pie de las montañas. Durante dos noches estuvimos juntos. Partieron a la tercera. Maryonla partió con ellos. yo dormía tranquilo, al despertar no estaba mi lado, la busqué, la llamé y nadie contestó mis voces. No ercontré ni la huella de sus pies pequeños.
Desde ese día ninguna mujer vale para mí. Jamás, entre ellas, mis ojos buscarán una compañera, ni compartiré mis ocios solitarios con una mujer.
Aleko. por qué no corriste tras la infame. Cómo no hundiste un puñal en el pecho de tu falsa compañera?
El anciano. Por qué. La juventud no debe gozar de tanta libertad como las avecillas. Qué fuerza será capaz de detenerla en sus amores? EI placer es para cada uno su turno. El que ha sido coronado una vez en el templo del placer no volverá a serlo nunca más.
Aleko. Eso no pensaría yo en un enso parecido. No renunciaría mis derechos y si me obligaran abandonarlos por fuerza, entonces me gustaría saborear el placer de la venganza. Perseguire al raptor hasta la orilla del mar lejano, lo sorprenderé dormido, y sea yo maldito si mi pie no lo arroja al abismo! Gozaré en su agonía y durante mucho tiempo el ruído de su caída será para mí un recuerdo de alegría y de satisfacción.
Continuará.
中共中央水 MI NOVIA La soñé como es: una heroina De la virtud excelsa del honor, Que del alma los cielos ilumina, Cual ráfaga divina De ma luz inmortal: la del amor, HORACIO RUIZ Bajo el cielo nublado de mi vida Donde esa luz murió. Qué hará en este mundo de los sueños míos. Qué hará mi corazón?
ACUÑA 185