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Un Domingo de Ramos Campesino (EN COSTA RICA Hace poco tuve, amiga mía, un gallo junto mi pieza. Hoy lo mataron y lo sentí, porque ya comenzaba encariñar con él. No puedes figurarte que placer más intimo experimenté yo, escuchando su cantar sencillo en estas horas de melancolía.
Hacía muchos meses que en esta ciudad no llegaba mis oídos el canto del gallo. tú bien sabes lo que un animal como éste significa para los que nacimos en la aldea. El gallo ha vivido en muchas impresiones mías de los años infantiles que pasaron.
No lo viste alguna vez cantar tristísimo, cuando las campanas suavemente redoblan el toque de las ocho, en una noche luminosa y sosegada del trópico? también zno viste cómo las mamacitas y los ancianos buenos, al cirlo cantar temprano, dicen: Esta noche tiembla alguno se ha muerto, Fot. Mr. Grinter Vista en una casa de la Sabana Con qué gusto en mis prolongados viajes sentía, al clarear de una mañana, el clarín de paz y regocijo de los gallos que me anunciaban la proxiinidad de un techo hospitalario!
Pues bien, amiga mía, el gallo consabido me recordó aquellos días de la Semana Santa en ese terruño de mi amor.
De mi cabeza huyeron, sin sentirlo, las ideas de un presente doloroso y se pobló mi memoria de las más dulces remembranzas de un pasado lejano, tan lindo como un sueño.
Creémelo, con el recuerdo me llegó el olor de la campesina costarrieen.
se que por estas tardes de marzo recibe del cielo una llovizna refrescante que compensa los vivos calores del medio día.
He visto las guarias, con sus corolas violadas eomo la túnica dei Cris.
to, coronar el cansado tronco de los árboles añosos.
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