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De cómo entró al cielo el primer abogado Apenas murió San Ibo encaminose al cielo y llamó la puerta, la cual no se atrevió a abrirla San Pedro desestimando las razones del buen Santo. Todo lo que quieras, repetía el portero del cielo, pero no puedo creer que deba perinitir la entrada un abogado, ya que no sólo no se sienta ninguno entre los santos, sinó que muy al revés juraria que se hallan en el infierno todos los de tu oficio. San Ibo no se desconcerto; antes bien, como buen abogado, tuvo tan buenas razones para desbaratar las de San Pedro, que éste le permitió finalmente entrar en el cielo, pero con la condición de permanecer junto a la puerta.
Fot. Max. Rudin Vista en la finca Tournon El huésped entró tranquilamente, sentándose en un lugar que le indicó San Pedro, quien fué participar Nuestro Señor lo que ocurría. Mal hecho! muy mal hecho, Pedro. contestó después que lo hubo escuchado. llevaba intención de que ningún abogado entrara en el cielo, y mis razones tenía para ello, Mas ya que está dentro, que se quede; sin embargo, procura que no se mezcle con los demás santos, de lo contrario se acabaran en el cielo la paz y la buena armonía. Haz que no entre más acá de la puerta. Mohino y cabizbajo se volvió San Pedro donde San Ibo estaba y le comunicó las órdenes dadas por el Señor.
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