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Curiosidades De un artículo del Doctor don Santiago Barberena SOBRE LOS SUNTUOSOS y SONADOS FESTEJOS CON QUE SE CELEBRÓ EL ESTRENO DE LA CATEDRAL DE GUATEMALA EN 1680, tomamos los siguientes párrafos. Una de las principales partes del programa fueron los bailetes ejecutados por una troupe compuesta de once niñitos, pertenecientes a la aristocracia, y doce hembritas de la clase media.
El cuadro de varones fué organizado y dirigido por los bachilleres Rodrigo de Cilieza y Pedro Delgado Nájera. Los muchachos iban espléndidamente vestidos, sobre todo el que representaba Moctezuma, el cual llevaba almilla, tilma y calzón de lama encarnada, con encajes de plata de Milán y botones de filigrana: el avate estaba formado de solo puntas, bordados sus florones con seda y oro, y apresillado con un magnifico joyel de perlas: en los hombros ostentaba dos ricas esmeraldas; las medias de torzal, con las canales bordadas de perlas; braceletes de piedras preciosas, otro lazo de lo mismo en el pecho y corona imperial de gran valor.
La cuadrilla de doncellitas fue arreglada por los padres Nicolás de Vejarano, coadjutor de la parroquia de San Sebastián, y Antonio Rogel. Iban las niñitas lujosamente ataviadas a la española, aunque se decía que representaban a las Sibilas.
Durante ocho tardes consecutivas, después de colocado el Santisimo, exhibían ambas partidas su, respectivos bailoteos, ante numerosa y selecta concurrencia, alternándose los dos grupos, es decir, saliendo un día el masculino y el siguiente el femenino.
Los imberbes ejecutarun, entre otras danzas, el tocotin, el chichimequillo y el talame, pertenecientes al arte coreográfico in.
y dígena.
No me detendré describir los fuegos artificiales con que se daba pabulo al regocijo público por la noche, durante los días que tardó la fiesta.
Varias veces, terminados los fuegos, salieron vistosisimas encamisadas, algunas de las cuales fueron por demás brillantes, tal como la organizada por el muy Noble Ayuntamiento, compuesta de veinte caballeros con sus respectivos lacayos. Entre los primeros figuraban el maese de campo don José Agustín de Estrada, regidor decano, y el capitán don José Calvo de Lara, alférez real, vestidos la húngara, con petos dorados, mangas y calzón de encajes finos, color celeste, bordados con oro y plata, sobre lama de oro, mantos imperiales de rengue verde, con ramazón de oro sobre razo blanco, y las vueltas de armiños negros, con puntas al vuelo de plata: caballos overos y sillas bordadas de oro y plata sobre carmesi.
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