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Discurso pronunciado el de Mayo último en el Liceo de Costa Rica, con motivo de la Fiesta de los Arboles Jóvenes. Venimos sembrar nuestros amigos. La tierra cariñosa extiende nuestros piés su blando y húmedo regazo para recibirlos. Ella, pródiga, les dará de su seno lo que necesitan para la vida, en tanto que la pura luz de los cielos bañará diariamente sus vestiduras multicolores.
Crecerán en medio del alegre rumoreo de una juventud sana, hermosa, inteligente y buena, que viene todos los días a estos Campos de Agricultura trabajar, ponerse en contacto con este suelo generoso que devuelve dignidad, independencia y fortaleza los hombres que no lo olvidan, Crece.
rán junto nosotros, al calor de nuestro cariño constante, al abrigo de estas Casas, que son el asilo de nuestras mejores esperanzas. nuestros ojos se mecerán impulsados por las brisas y muchas veces sorprenderemos sus es.
tremecimientos de alegría, cuando las nubes pasen descolgando sobre las cosas su cortina de lluvias. cada uno se le dará un cuadro de terreno para que en él coloque las plantas que trae; deben mirar como cosa propia estos cuadros, hagan de sus siembros el objeto del mayor cuidado, que al fin del año tendrán afición irresistible por la Agricultura y una recompensa que ofrecerá la Dirección del Establecimiento a los más tenaces, Los árboles que hoy plantemos serán nuestros inofensivos y silenciosos compañeros en esta vida de colegio. Jóvenes, ellos presenciarán los ade.
lantos y triunfos de ustedes en este cotidiano eultivo intelectual, moral y físico del Liceo y cuando nuevas ocupaciones arranquen a algunos de ustedes de estos lugares, ellos sacudirán su pabellón de verdura para decirles también adios.
Con el tiempo estos arbolitos ganarán en hermosura y tamaño, como aumentarán también ustedes en sentimientos buenos. De modo que en cada una exista una fuente del más intenso amor para la naturaleza que los rodea y para todos los seres que ella sustenta desinteresadamente. Vean en las plantas y animales compañeros derramados por el mundo para hacer con sus encantos más dichosa la vida. Desechen la interpretación vulgar que se dá al concepto del hombre como rey de la creación y vean en cada ser vivo un amigo que siente y ama y que solo quisiera de la bondad inteligencia de ustedes más cariño, más protección y menos esclavitud. Proteger a los animales y plantas no es cuestión de leyes. Leyes en este sentido existen muchas aquí y en otros países. No obstante, los bárbaros sentimientos del vulgo acaban con los árboles y esclavizan dolorosamente a los animales.
Plantas y animales esperan mucho del cultivo de nuestros sentimientos. El combate en este país contra la destrucción de bosques y el maltrato de los animales es cuestión de cultura. La Fiesta de los Arboles que hoy celebramos es una manifestación de ese combate. El Liceo se hace un altísimo deber en propagar esta clase de fiestas, en sembrar estas costumbres saludables en el corazón de la juventud. Hemos de celebrar en otras ocasiones la Fiesta de las 253
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