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El Barba De nuestros tres gigantes vecinos del Norte, imponentes y la vez temibles, el Irazú es el más majestuoso, el Poás el más interesante, pero el Barba es el más bonito.
Allí no encontramos lagos de fuego, ni riquezas de azufre, ni cráteres de profundidad vertiginosa, pero el tourista que afortunadamente ha escogido este volcán como objetivo de su paseo, puede gozar, y gozar con placer indescriptible, de una vegetación salvaje inmensa, siempre fresca, siempre abundante, desde la región de los pastos hasta la cumbre misma.
Fot. Miehand.
La cumbre del Volcán de Barba Penoso es llegar a la cumbre del Barba, pero no imposible. Un camino, verdaderamente tallado entre los robles y cedros que allí crecen en toda la desenvoltura de una vigorosa naturaleza, permite al viajero llegar Bella Vista, y de alli Santa Cruz, no sin hacerlo tropezar con frecuencia, contra troncos y raíces, y pendientes escabrosas.
Pero qué recompensa al llegar a la cumbre! Bella Vista en verdad! De un lado el Irazú, ya casi envuelto en una inmensa capa de nubes, tal como una isla bañada en un mar de nieve; del otro el Poás, realzado por el sol de la mañana, dorado por sus reflejos. En frente y abajo, los llanos de San Carlos, y los de Santa Clara, atravesados por plateados ríos, se pierden, lo lejos, entre las nuves de Nicaragua. MICHAUD LA MÚSICA ALEMANA El gigante concierto de los mundos El son valiente de la trompa epica el ritmo, armonico y grandioso De la màqui inmensa de la tierra, LA MÚSICA FRANCESA El canto del amor y los placeres: Elemjfilo del raso y de la seda; El alle tro monotono 110 Phon La bola de martil en la ruleti.
MANUEL REINS.
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