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oido: lidas sus mejillas! Miró Margarita con sorpresa, casi con espanto.
con ese recelo con que miran los pobres tantas veces rechazados. Maqui.
nalmente alargó la mano al manguito de pluma que llamó su atención, mas retiróla precipitadamente, y contrayéndose su rostro de dolor. Pan, pan. balbució el pobre. mamá, Pedro tiene hambre. Cuándesgarrador es el grito del hambre! Margarita no dudó un instante más, atrajo sí su madre y con voz entrecortada le dijo al. Mamá, mamita, me permites dar ese pobrecito mi moneda de veinte pesetas?
Tan turbada estaba que apenas podía contener su madre las lágrimas. el bebé que querías comprar? preguntó en voz baja su hija.
No podría quererlo, no podría ser nunca mi verdadero hijo, contestó ingenuamente Margarita siempre estaría viendo este pobre niño, con los ojos apagados, y al que habría dejado sufrir pudiendo enusarle tanta alegría. No me has dicho que el niño Jesús había sido pobre, que había sentido frío, y que quería mucho los niños que se compadecían de los pobres? Déjame dar gusto al niño Jesús. Escucha, Margarita. dijo la madre llevando aparte su hija, mientras la pobre seguía esta conversación reflejándose en sus ojos hú medos un rayo de esperanza escucha, Margarita, muy hermoso es hacer el bien, pero no hay que dejarse llevar por una impresión pasajera, y lamentar luego el haber hecho el sacrificio. Quieres aliviar la desgracia de esta pobre madre, pero ¿te has hecho cargo de que tu generosidad te va privar de un juguete tanto tiempo deseado? Te advierto que no tendrás otras veinte pesetas, que yo no he de comprarte el bebé. Quieres sin embargo hacer esa caridad La voz de la madre era algo trémula.
Margarita alzó sus grandes ojos cuya pureza velaban dos gruesas lágrimas: Si mamá, lo quiero siempre. Se arrepintió alguna vez de no tener el magnifico bebé? No lo creo; pues la alegría que proporciona la caridad, la satisfacción de ver asomar la sonrisa en rostros que llevan impreso el sufrimiento son goces, gne mucho se asemejan los del cielo, Tened siempre a mano un velo de caridad para cubrir con él los defectos del prójimo.
CARDENAL DOXXET Sabio es el que sabe cosas útiles y no el que sabe muchas cosas, Observa el método de más útil y la costumbre te lo liará el más agradable.
Aprende temprano el arte de hacer dinero, siendo económico.
Restélvete no ser pobre: cualquiera que sea tu renta, luz que tots gastos sean menores que ella.
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