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Pero hubo uno que prestó atención como yo la desea ba; que ine oys una vez: y una, y dos, y más parrafadas de versos franceses, y un día otro día: y finalmente leyó a su vez como yo mismo lo hacía.
Este mi interlocutor era entonces un gran palmino y un gran becque viano: había leído cien décimas, dignas del mismo don José Joaquin Pall ma, ante el Congreso de Nicaragua, y llenaba los albums con imitaciones deliciosas de Bécquer.
Nada había hasta allí en el de modernista: 6, mejor dicho, de fran cés.
Un día me mostró unas cuartillas que abultaban de in modo jactancioso; era el tiempo y la edad nuestros en que el mayor volumen era algo como una parte del mérito de la obra literaria, Era un comiezo de poema.
Estos versos eran una imitación del verso alejandrino francés en versos castellanos. Uno que nos llamará la atención en nuestras lecturas.
por estar formado con sólo dos palabras. el verso celebre: Rebruniquicheruit Nabuchodonossor, había sido imitado en el poema: hablando del huracán en sentido simbólico, el poeta decía: No le temas oh yerba que desconoce el prado!
Témele tú, robusto monocotiledón.
Este conocimiento de un ritmo tuvo la importancia del hallazgo del filón de una mina monstruo.
Quién hubiera creído que la música de unos versos franceses, leídos en un cuarto de estudiante, de una casa de la entonces llamada calle de San José, ahora 89 calle Poniente, iba a tener tan poderosas aias, como para influír. cual si fuese una luna un cometa, en el ritmo que preside en el flujo y el reflujo del mar del habla castellana, por lo menos en el hemisferio hispano americano; y no sólo en el ritmo, en el estilo, en las formas de la prosa, y en algunas órdenes de ideas!
La Reina Mab, partera de las hadas, que después diera asunto un cuento azul, fué un tópico de aquella charla incesante, que no era todo lo baladí que suponíamos. En Arte todo lo que se refiera al gusto tiene importancia. Estáis jugando con un metro exético y resulta que asistís, tal rez, como en tiempo de Berceo, una modificación parcial del idioma, es decir, en el modo de sentir y pensar de muchas gentes. cualquiera que sea la importancia que se le dé la introducción en castellano del nuevo alejandrino. adaptación en que se debe reconocer una novedad en la colocación de los acentos, una entonación general de cada terso, una libertad de cortes y una suavidad de cesura entre los hemistigrins, que no se conocían en castellano. los antiguos alejandrinos y los de Astorga de Segura y de Bercco son de conformación muy diversa. y aunque este joven revolucionario esté muy lejos de destronar al Emperador Endecasílabo, y las otras ramas reinantes de la dinastía, me place recordar que de la antigua calie de San José salió está oleada de vida literaria, cuya ondulación ha llegado a todas las playas de la América.
Hoy puede decirse que a España. Salvador rueda y sus discípulos han popularizado el nuevo alejandrino. permítaseme añadir, la vieja contextura de la frase castellana, hija del ontologismo inmemorial espafol, algo ha perdido con el nuevo alejandrino, que es evidentemente de la escuela psicológica.
No debe olvidarse que el lenguaje científico ha ganado mucho con esta forma psicológica. Rubén Dario.
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