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El nido de las aves Por Alfaro Iroglodytes intermedius Blad Pocas son entre las aves costarricenses las especies que pueden atraer nuestra atención como el pequeño zoterré. Su mediana estatura y modesto plunaje parecen colocarlo en las últimas esferas de nuestra avifauna, sobre todo si lo comparamos cou el precioso quetzal; sin embargo esa modestia con que nos impresiona primera vista llega desarrollar en nosotros la más viva simpatía cuando lo observamos detenidamente, lleno de gracia y atractivos que bien pudiéramos llamar intelectuales. El zoterré es un pajarito afecto al hombre; comparte con él sus habitaciones y le gusta anidar en los huecos de los muros, en los tejados, en los corredores de las casas; enando se le proporcionan cajoncitos anida en ellos y nos paga el hospedaje con su canto suave y ar monioso que entona en las primeras horas del día y de la noche bién al caer la tarde. En los campos despoblados escoge los paderones orilla de los caminos arroyos para construir sus nidos dentro de los agujeros abrigados contra la humedad y el viento; otras veces elige el hueco de un tronco seco, el cráneo de algún animal muerto, siempre que se halle suspendido más de un metro de la superficie del suelo. Es verdaderamente arduo el trabajo que emplea acarreando material para la construcción del nido: primero coge ramitas secas, pedazos de papel y trapos viejos para dar su lecho la forma redonda y para llenar todas las irregularidades de la cavidad selecta; después tapiza el nido por dentro con pajitas secas, fibras de plátano y blandas plumas de gallina; de ese modo obtiene lecho suave y abrigado, al cual agrega crines de caballo y escamas de culebra, siempre que puede obtenerlas.
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