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sor de Meteorología en el Intituto Agronómico Meteorológico. Muy distinta era la Química de la Meteorología. Pero esto no se notó en Duclaux.
Hizo in curso muy interesante, original, que publicó felizmente en volumen muy luego. En 1886 obtuvo la cátedra que le convenía, la de Química Biológica en la Sorbona. Su nombre era ya conocido en el mundo entero por sus memorias y obras: Tratado de Química Biológica; Fermentos y enfermedad, El microbio y la enfermedad y por su activa colaboración en los descubrimientos famosos de Pasteur. La Academia de Ciencias lo recibió en su seno en 1886.
También tuvo asiento en la Academia de Medicina. Fué un microbiologista número uno. Nos lo prueba su obra magistral Tratado de Microbiologia, de la cual solo han aparecido cuatro volúmenes de los seis que son. Esta obra sobrevivirá mucho tiempo a su autor sagaz. Prosigue como químico y en todas sus investigaciones se esfuerza por mostrar cómo la química ha estado un poco descuidada en estos últimos tiempos.
En los famosos Anales del Instituto Pasteur, que él fundo con sus alumnos hace 18 años, insiste más de una vez sobre el papel de la química, menudo más valioso que el examen bacteorológico, en las investigaciones corrientes.
Algunos días antes de morir Duclaux retocó sus bellos Estudios de Hidrografía Subterranea. Es un modelo de exposición y crítica, donde la química y microbiologia se aunan para encontrar la verdad. Interesa estudiar la crítica que bace las opiniones espresadas menndo sobre las cualidades de un agua, sobre la cantidad y calidad de los microbios y sobre el bacillus Coli, enigma de los investigadores.
Los servicios que Duclaux ha prestado las industrias de fermentación son incalculables. Muerto su maestro, Duclaux ocupó la Dirección del Instituto Pasteur. Se sabe cuanta prosperidad alcanzó el incomparable y único establecimiento. En ratos de ocio escribió el precioso y profundo libro: Pasteur, historia de un espíritu.
Sabía de muchos asuntos. Lo cautivaban altos estudios 366
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