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II Seguí fijando mis ojos en la faz del engreído clavel. Después de fin buen tiempo de fatigarlo con mis insistentes miradas, lo vi temblar y palidecer. Era que la mano de seda y rosa de su espiritual señora, iba con lentitud y sin hacerle daño, separándolo de su hermoso y turgente pecho, para retenerlo aprisionado entre sus finos y tersos dedos. Entonces adiviné que iba ser, en breve, mío. pensé que, como un lazo de profundo ingenuo afecto entre su antigua soberana y yo, lo acogería en mis manos loco de co1tento y orgulloso de tan valiosísimo emblema de simpatía; y, luego. lo interrogaría hasta que me refiriese todos los amables íntimos secretos que hubiese conseguido sorprender en su arrogante y complaciente amiga. Llegó el instante que yo esperaba con impaciencia, y el clavel suspirado pasó mis manos como inestimable y espontánea ofrenda de cariño, tributada por uua alma sencilla, angelical y esplendorosa como la anrora.
III. Dime clavel mío, por qué es.
tás triste, por qué decaes con tanta rapidez y te afliges en términos de ca.
minar aceleradamente hacia la muerte inevitable. No quiero vivir más. me res.
pondió. perdí toFot. Ruda En las cercanias de San José do lo que me alegraba y me llenaba de energias y de brillo. Me falta ya el aliento balsámico con que, al abrirse sonrosados labios, se animaba mi sér. No disfruto ya del calor ni me afecta el movimiento cadencioso del casto pecho de mi soberana amada. Por sobre su talle de fondo obscuro, recreábame en un abismo blanco como la nieve insondable como el infinito, poblado de fulgores apacibles y de fantásticas visiones adorables. Penetraba en mis débiles fibras un fuego celeste y se agitaban mis miembros con violentas sacudidas y hervía mi savia bien así como si estuviese sobre una cima volcánica. El misterio y el abrumador ruido del silencio maravillábanme y me sostenían en deliciosa plática, dulce como una música sagrada, indescifrable como un enigma, indescriptible en sus fruiciones, y apenas adivinada en el éxtasis en que, mi pesar, caía. Qué me expresaba? No lo sé; pero yo he traducido su extrañ idioma así. clavel mío, lindo clavel. por qué tienablas? Es sonrisa el beso de mi corazón lo que te desvanece? Oyeme mif.
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