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El nido de las aves Por Alfaro El cuyeo De todas las especies de chotacabras que hay en Costa Rica, dice Zeledón, solo una tiene nombre vulgar y es generalmente conocida, el Nyctidromus albicollis, la cual se da el nombre de cuyeo, derivado de su propio grito. Habita esta especie por todo el país y se halla en el número de las que anidan en San José. Construye su nido (si construir puede llamarse el hecho de acinar dos o tres docenas de palillos secos) en el suelo, eligiendo los lugares menos freenentados en las breñas y cañaverales. Al acercarse al nido un enemigo cualquiera cuando la hembra está cubriendo sus huevos, tiene la singular costumbre, que también tienen otras aves, de echarse fuera de él y rodar por el suelo en completo desorden y como si tuviera las alas quebradas, alejándose siempre y atrayendo hacia sí la atención del intruso, que empeñado en tomarla, pasa desapercibido el tesoro de la afanosa madre, Cuando ésta se considera bastante apartada de los huevos emprende su vuelo y desaparece.
Respecto del cuyeo existe en Costa Rica la creencia absurda, entre las gentes del campo, que pretenden que sus huesos reducidos polvo y puestos dentro del cigarrillo que ha de fumar una mujer, produce en ella el efecto de enamorarse perdidamente del galán que se lo obsequie, por más que hasta entonces le haya sido antipático.
Solo se dejan ver las aves de esta familia al oscurecer y en las noches claras; entonces es cuando buscan su alimento, el cual consiste en insectos que atrapan al vuelo en su enorme boca, que secreta una saliva glutinosa y adhesiva. Sus ojos grandes y salientes, sus costumbres, su plumaje oscuro, abultado y blando, y sus notas lúgubres que solo emiten durante el silencio de la noche, hacen que estas útiles inofensivas aves sean objeto de las supersticiones del pueblo en todos los países que habitan.
Cuando uno viaja por nuestros caminos vecinales en las primeras horas de la noche, especialmente en los meses de abril y mayo, no tarda en escuchar las notas de estos pájaros que vuelan un lado y otro de la vía y se posan al medio de ella gritando siempre: ci. cu. cuyeo. sin que pueda distinguirse otra cosa que una sombra oscura, manera de grandes murciélagos revoloteando por encima de la yerba. Durante el día se les encuentra en lugares ocultos, posados en el suelo sobre las hojas secas con las cuales se confunden por ser de un color semejante.
Anida sobre la yerba hojarascas; veces deposita los huevos en el suelo enteramente limpio, como tuve oportunidad de observarlo en un cafetal acabado de palear en Santa Clara. Pone dos huevos elíptico ovalados, de color salmon morenuzco. veteados con manchas del mismo color, pero más oseuras; estas manchas tienen en parte in tinte morado de eliotropo, como en la especie que a continuación nos referimos. Miden los huevos puestos directamente sobre el zacate de un potrero en Alajuela y colectados el de 404

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