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Retazos Ni literato, ni crítico ni nada ¡Ay de mi, que apenas si logro duras penas mantener siempre viva mi devoción irresistible por las letras, en este ambiente hostil las honrosas labores del pensamiento! Alguna que otra fis ga inocente brotó enantes mi pluma; por lo demás, la ardua y concienzuda empresa de la crítica me ha parecido siempre cosa superior mis escasas fuerzas.
Por que no hay duda que para ejercer tal ministerio, los oleos de la erudición se hacen precisos. Al menos, así he pensado siempre en esta clase de inaterias de suyo complicadas. terminado el exordio, tomo un libro bello, un libro útil, que acabo de cerrar entusiasmado. Un libro que amo porque en él vibra un sentimiento hermano del mío, con vibración altiva y poderosa.
Es la primera sonrisa de una esperanza que se yergue lozana en el oscuro confín donde nuestros desalientos se amontonan; es el brote vigoroso que asoma en un campo sembrado ayer no más por esforzados labradores; es una señal expresiva y simpática, que marca el advenimiento de una edad mejor en nuestra mezquina vida intelectual. Es también, en la época de rurutinas y futilezas que agoniza, una protesta valerosa y honrada que silla como un dardo, al par que canta al oído de los hombres de sano entendimiento en tono alegre y dulce.
Lu Primera Sonrisa, de José Fabio Garnier, es todo eso. Es, además, un risueño y querido montoncito de ideas y sensaciones, al cual se llega por fáciles y perfumados senderos: los detalles de su prosa fluida, sencilla y conceptuosa. Qué sé yo! Se dirá que precipitó los capítulos; que atropelló, en e vértigo de su carrera, muchas ideas apenas esbozadas; que prodigó los temas de critica social y, por ser tantos, no acerto darles cumplido desarrollo.
Se dirá también y en ello pienso ahora que hay incongruencia entre estas los circunstancias: la de haber contraído el padre de Eugenio la lepra en la frontera de Colombia, merced al contacto con mujeres, y el pensamiento constante del hijo, y aun la declaratoria rotunda hecha por él, de que pesaba sobre su familia como herencia el mal de Lázaro.
Se dirá. tantas cosas, menos las que tiendan dar realce la obra de ese joven laborioso y tenaz, que estas horas talvez devore en silencio las primeras amarguras de la vida, imaginando que su grito no encontró eco en nobiles y levantados corazones.
Se dirá. todo cuanto solemos decir los hombres, maliciosa o inconscientemente, para apagar un entusiasmo que promete ser fecundo en buenas obras.
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