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A veces cada ginete acompaña un infante, que sube la grupa que corre al jado del caballo agarrándose una correa; ratos, si la marcha es larga, alternan el infante y el de caballerín en ir montados, y el que va de ginete es el que lleva los fusiles y el equipo. El soldado ruso tiene el carácter alegre y es grande aficionado a juegos, juegos por el estilo de los de chicos pero algo brutales. Es espectáculo muy común ver en el patio de algún cuartel los soldados formados y jugando al salto. La gimnasia es obligatoria, y todos los días hncen los soldados numerosos ejercicios sin armas, destinados exclusivamente robustecerles y darles agilidad. En las marchas los cosacos tienen una curiosa costumbre: a una señal del Jefe de la columna, el sargen.
to que va más inmediato empieza batir la medida con el látigo, como si fuera una batuta, y los pocos momentos unos cuantos soldados entonan con sus roncas voces un canto marcial, de itas bárbaras, cuyo coro repite el regi.
miento entero. Así se aniinan el las jornadas interminables y así olvidan el causano y el hambre. El canto cosaco es la música y la charanga de aquellos regimientos.
Las mujeres están propensas, por una rara inclinación de su espíritu ver en un hombre de talento siis defectos y en un tonto cialidades.
Los hombres superiores necesitan mujeres orientales, cuyo único pensamiento sea el estudio del modo de satisfacer al ser amado.
Los sacerdotes, los jueces y las mujeres nunca se despojan completamente de su vestido, moralmente.
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