Guardar

le atribuye que está pidiendo el agua. En efecto la necesita, por que su nido lo construye con lodo podrido, raices y yerbas que coge en las orillas de los ríos, arroyos y acequias, que durante el verano no tienen avenidas, ni plantas desraigadas en sus márgenes.
Comienza anidar desde principios de abril y continúa su vida alegre y paternal hasta mediados de agosto, para descansar silenciosamente todo el resto del año. En cautiverio tiene las humoradas de cantar veces de noche, si hay luz bien cuando los mosquitos le turban el sueño.
Un nido colectado el 29 de Mayo de 1904, mide ocho centímetros de abertura y cinco de profundidad. Estaba construido cerca del río María Aguilar, en un arbolito de uruca, dos metros del suelo. El pájaro se hallaba hechado; cuando vió que nos acercábamos su morada voló con rapidez hacia el lado opuesto del río y desapareció en el bosque. Tenía tres huevos frescos, de forma regular, manchados de color castaño sobre fondo verde glauco; las manchas varían mucho en profusión, pero siempre están más aglomeradas sobre el extremo obtuso del huevo. Los tres ejemplares que me refiero, miden el primero 28 por 21, el segundo 28. por 21, y el tercero 29 por 21! milímetros.
Flor Qué pálido estaba el muerto!
Qué pálido y qué sombrío.
El muerto aquel que en el río Hallaron cerca del puerto!
Pude al contemplarlo. ver Entre sus dedos crispados Unos cabellos dorados Luengos como de mujer Pude también descubrir.
Al observar su cartera.
Esta frase lastimera: Je olvidaste. hay que morir!
negra Entonces pensé en tu amor, Pensé llorando en tu olvido. se me escapó un gemido De impotencia y de dolor.
Por eso hoy al recordar Tu ingratitud traicionera, Pienso en aquella cartera así principio cantar: Qué pálido estaba el muerto!
Qué pálido y qué sombrío, El muerto aquel que en el rio Hallaron cerca del puerto!
JULIO FLOREZ 440

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