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Isaías Gamboa Entre los jóvenes escritores de Hispano América, Isaías Gamboa ocupaba un distinguido puesto. Su talento era sólido, su imaginación brillante, y su numen espontáneo y fecundo.
En los albores de la vida, y cuando abundaba en legítimas ambiciones de gloria intelectual, se vio precisado salir de su patria y fue residir a la capital de El Salvador. Allí comenzó revelarse como poeta, y muy pronto su nombre fue haciéndose simpático entre los entusiastas cultivadores del arte literario. La Juventud Salvadoreñas, Academia de ciencias y letras, acogió con positivo regocijo al nuevo colaborador, nombrándolo socio activo, y ofreciéndole así un campo más favorable sus progresos en los conocimientos del bien decir. En el medio salvadoreño formó él su verdadera personalidad literaria; y cuando por causas de la política volvió a Colombia tomar posición en las filas del ejército revolucionario, había conquistado ya el más halagüeño prestigio en el amable mundo de la ciencia de la literatura.
Estudioso y pensador, su inteligencia adquiría con facilidad un desarrollo y una fuerza tales, que se mantuvo en constante actividad, siempre noble, digna y admirable, Hijo del histórico valle del Cauca, parecía haber recibido su espíritu todos los encantos de ese suelo inmortalizado ya por la soberbia pluma de Jorge Isaacs. Su alma era de poeta. Palpitaba con los más vivos colores en sus versos, cuando la esperanza y la fe resplandecian en ella; y deslizábase triste, inquieta, vacilante, casi perdida en el fondo tenebroso de la duda, cuando sus ideales no le sonreían en la suspirada forma de la realidad. Es que los más hermosos ensueños no se realizan jamás? Para Isaías Gambon no hubo otra cosa que frescos laureles, colocados en su altiva frente por las deidades de la poesía. Ilustracios exquisitamente sentimental, sus composiciones poéticas responden las dos cualidades esenciales en las obras de mérito: la sustancia y el ritmo. Sus versos tienen vida, nervio, y se desenvuelven con soltura, naturalidad, corrección y belleza artísticas: liablau al entendimiento, y mueven las mais diulas enerosas pasiones del ánimo. Toca con mano pulcra muy en lo profundo, los grandes sentimientos que hacen al patriota; al héroe; al soldado de la democracia; al apóstol de la verdad, de la civilización y del bien; al campeón benemérito de los excelsos anhelos de un espíritu hidalgo.
Isaías Gambria conoció los secretos de la gaya ciencia, y así le fue dado recorrer sus extensos dominios con éxito feliz. Desplegaba las blancas y luminosas alas de su ingenio, y como tierna avecilla de vistoso plumaje, iba jugueteando de flor en flor, aspirando el perfume de las más olorosas, y de leitándose en la infinita variedad de sus matices, para remontarse después, cual águila vigante, a las misteriosas regiones de las bellezas supremas, de las armonías que arrebatan, de las ideas que redimen y alumbran la conciencia humana, y desde su inmensa altura, pudo hablarnos un lenguaje mágico, que hemos escuchado ora como un himno, ora como una honda queja, ora como uma plegaria, ora como una casta promesa de inefable ventura, como una amarga profesía, como una consoladora esperanza que nos deslumbra y nos empuja con irresistible poder hacia un porvenir de gratas seducciones y de seguro esplendor.
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