La Agonía de Don Quijote Cuando Alonso Quijano el Bueno, ex Don Quijote de la Mancha, estaba agonizando en el tugurio de su aldea en su delirio de febricitante oyó una música lejana de sampoñas pastoriles que pregonaban sus hazañas.
Ya él no era el caballero de la triste figura; aliora, era el buen burgués que moría en su lecho de obrero rodeado de sus familiares que le consolaban y le pedían bendiciones.
La adarga larga, camarada de sus glorins, lloraba en un rincón polvoso ja muerte del héroe andante. Rocinante, había huído la campiña avergon zado de la terrible apostasía.
Alonso Quijano el Bueno seguía nyendo el quejido de las samponas, De pronto, empezó lanzar alaridos y blasfemias, habin visto una cosa horrible que le hizo estremecer de miedo.
Por su cerebro de débil calenturiento, empezaron a desfilar todas las visiones de sus pasadas aventuras, Ya Dulcinea no era la dama ideal, señora de su alma por sui nobleza y su hermosura ahora era una muchacha vulgar y coloradota que cuidaba cerdos y que llamaban Aldonza Lorenzo Tala la historia heroica de la andante caballería, había sido una farsa de leyenda para engañar a los cándidos.
Amadís de Gaulla, había sido un fantasma, creación de un novelista medioeval.
Fut Ruddin PAISAJE Los gigantes no habían existido nunca.
Todo su añeja amor por la piedad y la justicin, todas sus fiebres de aventuras y combates, le avergonzaban en la hora suprema Ya él mismo se había reído y burlado de sus pasadas locuras de Quijote.
Pero lo que le hacía lanzar alaridos y blasfemias, era una cosa extraña que le estaba ayigantando el vientre.
Empezaba perder su larga delgadez de manchego esqueletoso, Sus carnes pálidas se hinchaban y se hacían rojas.
Sus mejillas se inflamaban, lentamente se iba haciendo deforme.
Su vientre ya era obeso y bestial. una panza de aldeano le impedía verse las piernas que iban perdiendo su delgadez y su largura.
Las pantorrillas tomaban una forma extraña.
Empezó retorcerse en el lecho, y vio hacia todas partes con una angustia de torturado.
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