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El nido de las aves Por Alfaro Los trogónidos Diez. especies componen esta importante familia de la avifanna costarriqueña, en la que se destaca el Quetzal por su belleza incomparable, igualada talvez por algunos pájaros de otros países, pero en ningún concepto superior. Lil belleza del Quetzal resalta admirablemente en la cumbre de las cordilleras, cuando extiende al volar su rico manto de grana y esmeralda relucientes, bajo el espeso follaje de los árboles más altos y sombríos. Bien vale la pena de soportar las fatigas de una ascención por la falda de nuestros volcanes para contemplar esa joya viva en sus movimientos libres, airosos, encantadores, al agitar en el aire las plumas largas de su co a. Al posarse el macho en una rama, levanta la cabeza con donaire la vuelve de un lado otro, luciendo su hermosa cresta de plumas desbarbadas y sedosas; parece que el pájaro se diera cuenta de sus especiales atractivos.
El régimen alimenticio de los trogónidos consiste en insectos que cazan al vuelo, y de frutas silvestres que cogen también al vuelo y las llevan la rama donde se hallan posados para comerlas tranquilamente. Un Quetzal que estuvo cautivo en nuestro Museo, hace algunos años, se mantenía posado en un peldaño de la pajarera; cuando se quería darle de comer, se iomaban perlazos pequeños de plátano y se le mostraban con la mano: al punto volaba y los recibía uno tras otro, volviendo cada vez su lugar de descanso para comérselos; si se le ponía en un plato la comida dentro de la jaula, ejecutaba el mismo movimiento para cada bocado.
El Quetzal anida en los huecos de troncos podridos, como siete inetro de altura, aprove chándose de los agujeros viejos y abandonados le chos por los pá.
juros carpinteros.
No necesita introducir materias extrains en el niin, que es bastante espacioso para mo.
verse dentro de consistencia sieve natural. Los huevos, serán observaciones de Mr.
Salvin practicadas en Guatemala (1)
son de color verde azulado, sin man chas de ninguna NIDO DEL TROGON MELANOCEPHALUS clase; y miden 35 milímetros de largo, por 29 de grueso, en sus diámetros.
Con respecto nuestro Quetzal, que bien poco se diferencia del de Gua(1) Biologia Central Americana. Tomo II. Påg 484.
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