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temala y que se le designa con el nombre de Pharomacrus mocinno costariconsis, no tenemos observaciones especiales sobre su modo de anidar; se nos ha dicho que también anida en los huecos de troncos podridos, cuando son muy altos y aun permanecen en pie.
El Trogon melanocephalus se aprovecha en la Bahía de Salinas de los nidos de comején (termites) para taladrar en ellos un agujero hasta llegar al centro del enjambre, y alli pone sus huevos; afectando el nido y hueco de entrada la forma de una retorta, como puede verse en el grabado que publicamos cuya fotografía tomó el señor Pittier principios de julio de 1890, encontrándonos en las costas de la referida bahía. Precioso alojamiento para los trogónidos, que les suministra abrigo confortable y larvas abundantes para criar sus polluelos.
Cuando nosotros hallamos el nido de termites, que estaba dos me.
tros del suelo, salió el pájaro rápidamente; luego que hubimos recortado el enjambre para averiguar su contenino, solo encontramos las plumas y restos de un pichón, que probablemente jamás llegó salir de la cavidad de aquella retorta, que fué su cuna y sepultura.
Trogon caligatus Esta especie es mucho más pequeña que algunos de sus congéneres.
Tiene las piernas cortas, el plumaje espeso y blanılo, y la piel tan delicada, que solo después de mucha práctica en el arte de disecar pájaros se puede sacar una piel sin romperla; para los principiantes el disecado de una de estas aves es un fracaso seguro.
Tiene este pájaro la cabeza negra, el dorso verde bronceado, el vientre amarillo de naranja y el pecho azul de acero, con un ligero tinte verdoso y algún brillo metálico. Su longitud es de 23 centímetros.
Habita en México, Centro América, Colombia y Ecuador. En Costa Rica vive en todo el país, lo mismo en la altiplanicie central que en las regiones bajas de ambas costas. Poco sale los lugares abiertos; prefiere los bosques donde la luz del sol no perjudica el brillo de sus plumas. Permanece largos ratos en un mismo sitio, espiando desde allí los alrededores. Su canto con siste en una nota seca, uniforme y repetida, sin variantes.
Vanidoso de su rica vestidura, este pájaro escoge para fabricar su nido los panales de avispas, que están hechos con materia resistente, impermeable, mala conductora del calor, y fácil de taladrar.
Un nido hallado por mí el 20 de Mayo de 1898 estaba cuatro metros del suelo, en un panal abandonado de avispas ponzoñozas, sobre un árbol de madera negra que estaba en un potrero limpio, pero cerca de las laderas cubiertas de bosque en la confluencia de los ríos Tambor y Poás de la Provincia de Alajuela. El panal tenía como 35 centímetros de diámetro, y en su centro el agujero que condacía al depósito de los huevos; siendo la materia de que están hechos esos avisperos acartonada, no necesitan los pájaros introducir en el nido, allí taladrado por ellos, ninguna sustancia extraña: aquella especie de retorta es de por si abrigada y confortable. Tenía este nido dos huevos frescos, de color blanco puro, forma aovada redondeada, sumamente cortos, de 27 por 22 milímetros.
No podemos decidir si los pájaros desalojan las avispas si solamente se aprovechan de las construcciones recien abandonadas. Debe si tenerse presente que estas aves son logreras del trabajo ejecutado por otros animales, como lo hemos visto: unos aprovechándose de los nidos viejos de los carpinteros, que por ser en troncos podridos pueden agrandarlos su voluntad; otros desalojando los inofensivos termites y usando de ellos para alimentar sus polluelos; y la especie que ahora nos referimos sirviéndose de los avisperos como cosa propia para construir en ellos sus viviendas en la época de los amores. Esa es la historia de la eterna lucha por la vida, en que los débiles se ven obligados servir de pasto los más fuertes.
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