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EL ALCE Debido a la generosidad del Doctor don Tomás Cainek posee nuestro Museo Nacional una hermosa cabeza de ALCE, procedente de Annapolis, Nueva Escocia. Algunos autores lo clasifican con el nombre de Alces americanus y otros no encuentran caracteres bastantes para formar una especie diversa de la europea determinada bajo la denominación de Alces palmatus; en todo caso nosotros dejamos esa cuestión los eruditos y nos concretamos suministrar algunos datos tomados en su mayor parte de La Vida de los animales por el Doctor Brehm. El alee es conocido como animal célebre en Europa desde la más remota antigüedad, está citado por Julio César, Plinio y Pausanias; bajo el reinado de Gordiano Tercero, entre los años de 238 y 214 de nuestra era fueron llevados Roma diez alces; para la entrada triunfal de Aureliano llevaron la cabeza de la comitiva algunos de estos corpulentos animales. Su altura alcanza cerca de dos metros, es de movi.
mientos pesados en su estado normal; mas cuando se le acosa salta de seguido y corre con una velocidad que se ha estimado en cincuenta kilómetros diarios. En Suecia quiso aprovecharse su fuerza de locomoción para el manejo de los trineos y una ley del estado lo prohibió, porque así los criminales se pondrían salvo de la justicia. En sus costumbres tiene todos los defectos de los siervos y ninguna de sus cualidades: gusta de vivir en los lugares pantanosos y se enloda menudo lo mismo que nuestro tàpir, pues se alimenta de preferencia de las plantas jugosas que crecen en las ciénagas, aunque también destroza la corteza de los álamos en los bosques espesos de Escandinavia, Rusia, Alemania, y norte de Asia, por donde se extiende; su labio superior prongado y carnoso no le permite pastar en las yerbas que están flor de tierra: en el vientre de un ejemplar muerto por el príncipe Federico Carlos de Prusia, se encontraron exclusivamente hojas mastiLa juventud y la vejez se parecen cadas y fibras leñosas de los retoños de ambus son igualmente encantadoras. sauce. Tanto en el viejo mundo como en el Canadá se han dado disposiciones protectoras de estos animales para evitar su destrucción absoluta; en Alemania por ejemplo, sólo quedaban hace pocos años diez y seis alces vivos insta.
lados en un bosque especial. La piel de una cabeza vale por término medio cincuenta pesos oro americano, pero no siempre se consigue una ſen tan buen estado y de cuernos tan hermosos como la que ha venido Costa Rica.
Extensos y laboriosos estudios hay publicados acerca de esta especie de mamífero en que se especifica su manera de procrearse, alimentación indispensable para el desarrrollo de los cervatillos, longitud de las astas en los machos, sustancias nutritivas propias para los adultos, peso de 500 kilos alcanzado por animales viejos, sus hábitos peculiares en las selvas, en los hielos y bajo cautiverio, mas como nuestro objeto fué lamar la atención hacia una cabeza disecada, basta y sobra con lo dicho. ALFARO 621

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