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NUPCIAL Amanece. Como vírgenes púdicas las estrellas se ocultan tras finísimo velo de tul. Ya viene la Aurora, la pálida rubia enamorada del Sol, trayendo entre los blancos pliegues de su manto, tantos copos de niebla, como las muchas ilusiones que acarician la linda cabecita de la novia.
La mañanita es azul, tibia, impregnada de aromas, con derroche de luz y colores por todas partes.
La mañanita es azul, el aire es puro, como que baja de mestras montañas. Hay gran fiesta entre las flores, porque hoy se casa María Teresa, la niña gentil y buena, el encanto de su hogar, quien logró con sus gracias y su belleza, cautivar Enrique, el apuesto doneel.
En una canastilla de violetas blancas y myosotis, entre hojas de mirto, os envío mi presente: el Amor, la Felicidad, el Carino.
Mis votos más sinceros son porque ellos os acompañen siempre. FONSECA.
San José, Voviembre de 1904.

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