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Dispersión de las semillas En el orden aduirable de la Naturaleza la perfección del mecanismo cautiva de igual manera nuestra inteligencia cuando se contempla el movimiento magestuoso de los astros se observa la vida de los últimos seres organizados, Caprichos de la Naturaleza llamamos a todo aquello que no podemos explicarnos, y cada cosa tiene su objeto y su razón de ser. Hace algún tiempo. caminando con mis niños por los alrededores de la ciudad de Alajuela. Hallanos en los cercados de un lugar llamado «El Cornizal» un bejuco tendido sobre un árbol de poró, del cual colgaban muchas petaquillas: en el suelo liabía algunas secas, divididas en dos mitades manera de bateitas. Pocos juguetes de navidad les lian gustado tanto como las mencionadas bateitas: con las frutas enteras hicieron yuntas de bueyes, vacas de leche, baules y maletas de ropa: con las que estaban secas, divididas ya fabricaron buques de vela. bateas de lavar y otros utensilios domésticos: la ropita blanca, tan bien acomodada dentro de las petaquillas.
les gustó en gran manera: ese día hubo corrales cercados para los ganados, ventas de ropas y muchos otros entretenimientos infantiles: lo único que no se les ocurrió fué usar las petaquillas manera de peines cepillos de cabeza. como lo hacen las doncellas indias en la península de Yucatán.
donde hay una planta congenérica de la especie que nos referimos (1. Pasado el primer impulso natural de los niños, examinamos el por qué de esa máquina complicada compuesta de un nudo de suspensión dos cubiertas laterales manera de bateas. anillo delicado como de alambre, que las une un diafragma interior que separa las semillas y éstas estibadas un lado y otro, como mariposas con las alas abiertas, que esperan recobrar su libertad y un viento favorable para alejarse de la planta madre ir a formar un nuevo tallo en lugares apartados de aquel que les dió origen. Durante la época del verano, las tapas se secan y contraen un poco. desprendiéndose en absoluto, dejando suspendido del bejuco el diafragma que soporta las semillas: éstas permanecen al descubierto hasta tanto que un viento fororable las desprende tuna en pos de otra y las arrastra levantándolas en el aire. de manera que se alejan lasta perderse de vista, como si la Naturaleza también ellas les hubiese dicho: ereced y multiplicaos, lienchid la Tierra. En una sola de las petaquillas contamos 140 semillas y cada planta produce inás de cien frutas: así si todas hubiesen de germinar se tendría una propagación de 17. 11) por cada planta madre: pero luego vienen las desverbas de las inilpas y cafetales donde la mayor parte de esa generació perece y sólo aquellas que están protegidas por las cercas de piñuela llegan su completa desarrollo. Las bateitas miden de quince diez ocho centíinetros de longitud.
En los Estados Unidos, donde tanto se cuidan de ensanchar los conocimientos y difundir las luces entre los hombres »lan llevado desde México, las petaquillas que ellos llaman eine de las intus. para formar en el Museo de Chicago cuadros ilustrativos de la dispersión de las semillas por el viento. Si los niños se les enseñan estas nociones científicas valiéndose para ello de libros de láminas por buenos que sean ambos, siempre se les olvidará pronto lo que aprendien en la escuela. pero de seguro recordarán con placer aquella época en que jugaban y se entretenían viendo volar por el aire la ropita de las petaquilla, sin sospechar siquiera que estaban recibiendo una lección de biologia de las plantas. ALFARO (1) Pithecocteniu muricatum, Alajuela, Costa 658

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