Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
de, de corredor enfrente, cuya vista principal no daba hacia la calle sino hacia un jardín que estaba de lado, donde vivía una muchacha como de unos dieciocho años de edad, locamente enamorada de un zapatero muy guapo y muy metido en la política de aquella época. éste, uno de tantos gobiernos no arreglados la ley, lo separó violentamente del lado de la muchacha, su prometida, para enviarlo de guarnición la frontera del Norte. Que de promesas se hicieron los dos muchachos al despedirse! Ella lloró mucho presintiendo días tristes; sobre todo cuando él le dijo: Si muero, vengo a despedirme.
El prometido marchó la frontera, y la joven se metió en su casa trabajar y esperar pacientemente que su novio cumpliera una condena cuyo plazo de duración anbos ignoraban, á que el gobierno se compadeciera de ellos y levantara la proscripción del zapatero.
Un día, como a las seis y media de la tarde, de vuel ta del rosario, la muchacha, envuelta la cabeza en un pañolón negro, acompañada de su madre entró en su casa. La anciana se quedó en el corredor y mandó a su hija traer una candela encendida, pues estaba ya muy oscuro. La joven entra a la cocina, enciende la candela, bando va salir, un soplo frio le apaga la luz, ove ua voz muy conocida y amada que le dice como un lamento: Adios, y enseguida siente en la mejilla izquierda beso, um beso frío, tan frío que le pareció que lo quemaba la piel. La muchacha soltó la palmatoria, lanzó un grito terrible cayó sin conocimiento, La madre acudió ver su hija. pou. ocurrieron alarmados con los gritos de la madre, algunos buenos vecinos que ayudaron curar la joren, y la operon contar asombrados lo que le había pasado. La niña prosídla de pánico no admitió razonamientos de consuelo. volviéndose los presentes les mostró en su mejilla el rastro redondo, color de rosit, donde sentía aún el beso frio. La prometida, incousolable, comprendió el golpes ya viu esperanza, entristecida, crnya muerto su novio y se volviis taciturna y sombría de dolor.
660
Este documento no posee notas.