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Flores de Palo Durante mi estada en Guatemala, me mostró el conocido naturalista Licenciado don Juan Rodríguez, algunos ejemplares de esta curiosidad vegetal y no contento con eso, me llevó su finca, situada en la antigua capital de Centro América, para que yo mismo observase el fenómeno en la naturaleza viva. Con efecto, en una ramita de café pude contemplar la atrofia producida por la invasión de una planta parásita de las que aquí se conocen con el nombre general de mata palo.
Algún tiempo más tarde el mismo señor Rodríguez publicó un articulo sobre este interesante asunto, en que decía. Una vez fijada la semilla en la rama de un árbol atraviesa su epidermis y dermis, penetra en el haz libero leñoso y al mismo tiempo que va desarrollandose, causa en la víctima un tumor de forma esférica poco más o menos. veces se atrofia la rama en su crecimiento, otras lo sigue aunque debilitado, y da lugar frecuentemente nuevas excrecencias causadas por otras semillas, igualmente acarreadas por los pájaros, resultando entonces grupos de flores de palo. No es sólo una acción mecánica la que produce el fenómeno, es una acción químico fisiológica que daría lugar estudios muy interesantes.
Las raíces de la parásita no son las que hacen la impresión, pues no tiene raíces: el efecto se produce por la extensión de las fibras libero leñosas del árbol víctima que arrastra la corteza y todo. Parece como si las fibras de la rama atacada, cuyo crecimiento se les estorba, tratasen de recubrir y ahogar en revueltas contorsiones aquel germen nociro su natural desarrollo; la lucha termina al cabo de tres citatro años, en que muere la planta parásita, dejando en la rama ofendida una impresión de aristas y surcos elegantes, a la manera de un inmenso davel deslojado en el centro. Según el grueso de la rama así es el tamaño de la flor de palo que se forma, siempre cuatro seis reces de diámetro mayor: las hay desde dos hasta sesenta centímetros de abertura. Siendo guatemaltecas enteramente, agrega el señor Rodríguez, esas especies de parásitas productoras de las flores de palo, puede decirse que lo son éstas también, mientras no se demuestre lo contrario. En una de mis excursiones al volcán de Turrialba encontré el referido matapalo en la montaña que queda al Sur del volcán, en la finca de don Francisco Gutiérrez: la muestra que recogí entonces tenía la forma de 1113 concha, de ocho centímetros de abertura; ia bola que formaba la articulación de la planta parásita sobre la rama del árbol víctima, era del tamaño de una gran naranja.
Después encontré la misma planta en el volcán de Poás, en la lechería de don Pedro Herrera; la flor obtenida es de catorce centímetros de abertura en una rama que apenas tiene cuatro centímetros de grueso. El matapalo que nos referimos es de hojas grandes, anchas y gruesas, de color verde aceitunado, con tallos casi cuadrados y flores de color amarillo rojizo, que semejan un manojo de corales: es conocido con el nombre de Loranthus calvutetus. El hecho de liallarse en Guatemala, sobre las faldas del volcán de Fuego, hizo creer al viajero naturalista Morelet, que observó las flores de palo en su estado de desnudez, que aquello era producido por efluvios del volcán, atribuyendo así un origen extraordinario a lo que es sencillamente la resultante de dos fuerzas vitales que luchan con tenacidad por la conservación de su propia existencia. ALFARO.
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