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china, de cuando estuvieron en Pekin, un alfanje turco de su misión en Constantinopla, una antigüedad indígena, recuerdo de su permanencia en Méjico. Otras personas acostumbran conservar sobre sus maletas de viaje los rótulos y contra marcas de todos los vapores y ferrocarriles en que han viajado. Esa tendencia de la gente civilizada, puede fomentarse en la inteligencia de los pequeños educandos, cuando hacen sus excursiones campestres, no con el objeto de formar aspirantes naturalistas, sino para inclinarlos a la observación y al estudio de todos los objetos y fenómenos que nos rodean.
Cuando un estudiante hace una colección de mariposas, se dice con frecuencia ¿y eso para qué sirve? Pregunta que de seguro se hizo en igual forma al primero que juntó una perla, al que estudió el mineral de oro, y quien se entretuvo observando el gusano de seda. En un país esencialmente agrícola como el nuesto debemos inclinar a la juventud al estudio de la naturaleza, y más tarde el que fué alumno de la Fuela, cuando la necesidad se lo exija, sabrá con cariño cultivar las platas, mejorar las crías de animales, escoger los terrenos y beneficiar las se illas.
Los helechos, por su naturaleza, son las plantas que mejor se prestan para hacer los primeros ensayos de herborización, porque se secan con facilidad y son muy abundantes por todas partes y en todas las épocas del año. Además como plantas de adorno, sirven para lacer colecciones artísticas que, aparte de su mérito científico. son de gran valor, sin otro costo que un par de tablillas y algunas hojas de papel. Por regla general, cuando los helechos no están mojados bastan simples hojas dobladas de papel de imprenta para secarlos; pero si las plantas están algo húmedas son de hojas gruesas y jugosas es necesario poner entre cada dos ejemplares una hoja de papel secante. Conviene de cuando en cuando sacar las hojas de papel secante y ponerlas al sol para que recobren su propiedad absorbente y puedan seguirse usando en recolecciones sucesivas.
En los climas cálidos y en la época en que el estado del aire es seco, las muestras de helechos se conservan con la mayor facilidad, reteniendo muchas veces, por la rapidez de su desecación hasta el color verde natural.
Cuando se desea obtener con la colección un provecho de clasificación científica es menester observar el dorso de las hojas para recoger de preferencia aquellas que tienen las esporas órganos de la propagación en su estado de madurez, conocimiento que se adquiere poco a poco, con la práctica. Una vez recogidos los ejemplares de helechos en el campo, es bueno ponerlos en el papel efecto de que cada hoja, por aparte, conserve su forma extendida; y cuando se llega a la casa se colocan las tablillas de plan y ligeramente prensadas con un cuerpo pesado a fin de que las muestras colocadas entre las hojas de papel conserven siempre la posición extendida. Después, cuando ya están secas enteramente, deben guardarse, entre hojas de papel y en cajas armarios con naftalina fin de que no intervengan los insectos como elementos de destrucción. Finalmente, cada muestra debe acompañar una tarjeta en que se anota: la localidad, altura aproximada sobre el nivel del mar y fecha de la recolección.
El mismo sistema puede emplearse para secar otras clases de plantas, pero su conservación es más difícil porque requieren el envenenamiento y algunos otros cuidados que no son indispensables en las colecciones de helechos, ALFARO 697
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