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A LOS ADMIRADORES de la sencillez del Conde Tolstoi les gustará conocer la historia del fundador de su familia, contemporáneo de Pedro el Grande y guardia de una de las puertas interiores del palacio de este Emperador.
Un dia que, fiel al cumplimiento de su deber, se hallaba firme en su puesto, aproximose él un noble diciendo que deseaba pasar. El guardia le contestó que era imposible, pues el Emperador había dado orden de que nadie pasase verle aquella tarde. Pero yo soy Principe dijo el noble.
Sin embargo, señor replicó el soldado. no podéis entrar.
Para un noble ruso, semejante contestación en boca de un plebeyo no puede tolerarse, y el Príncipe cruzó la cara del guarda con un látigo. Pegadme, alteza gimió el otro pero no por eso permitiré el paso.
El Emperador, que desde sus habitaciones oía voces y ruído, salió ver que era ello, refiriéndoselo el noble con mal gesto.
Pedro el Grande escuchó en silencio; luego volviéndose al guardia, le dijo. Tolstoi, habéis sido castigado por este caballero por obedecer mis órdenes; ahora, tomad mi bastón y dadle un palo en la espalda. Mire Vuestra Majestad exclamó el noble, que este hombre es un simple soldado. Os equivocáis: yo le hago capitán dijo el Emperador. Pero yo soy oficial de vuestra corte. yo le nombro él Coronel de mi guardia imperial. Mi categoría, como Vuestra Majestad no ignora, es la de General. Entonces le haremos General, y así seréis a paleado por uno igual.
El noble recibió el castigo filosóficamente, y el joven soldado recibió al día siguiente el nombramiento de General y el título de Conde.
Rostro de virgen que mira al cielo, Dulce sonrisa de serafín; Cutis más suave que el terciopelo, Linda cabeza, cuerpo gentil.
Hablan sus labios tan dulce idioma Como el gorgeo del ruiseñor, Como el arrullo de la paloma Como eco santo de una canción.
Pero más bella que el lindo cuerpo Es su alma pura y angelical, brilla casto su pensamiento, De sus pupilas en el cristal.
702 Es su rostro peregrino De gracia y candor emblema: Rostro de angel de Murillo, Intuición de la belleza.
En boca diminuta. Encendida clavellinaJuguetea la sonrisa Traviesa y fascinadora. en sus ojos dos turquerasQue enloquecen al mirar, Brilla cual luz de alborada, Un destello celestial.

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