Perdone Ud. señor, los chicos han salido dar sus vueltecitas; ya les daré el recado cuando vuelvan. es posible que un padre de familia que conoce los mil y más peligros de la ciudad: que ha oído con horror ciertos casos de jóvenes, recienlemente sucedidos, no sepa dónde andan sus hijos en las horas de la noche?
Fíjate, lector, los padres de familia han perdido toda autoridad con respecto sus hijos: éstos ya ni piden licencia al jefe de la casa para salir y pasear como se acostumbraba en los tiempos aquellos de la edad de oro: los jóvenes y los niños de hoy por eso, nada tienen de la hermosa juventud ni de la amable sencillez de la infancia. Hombre y eso es cierto. Hay muchísimo más que poner en este asunto.
Duerme el padre con la felicidad de los justos a las 10 y a las 11 u 11 de la noche, cuando llega el joven de sus excursiones tocando la puerta del hogar, la madre que se ve obligada velar como aleaide de cárcel, abre la puerta, y talvez exclama algún reproche tímido no dice nada, y el mozalvete entra sin contestar palabra ni decir de dónde viene ni en lónde estuvo y aun sin decir buenas noches. la que le dió el sér.
Esto, si acaso la madre no es de esas poco escrupulosas que dejan el encargo de abrir la puerta. la criada. con tales prácticas ¿podrá haber juventud buena?
No, estos padres de familia Don Ricardo Luque no son tales, ni mucho menos. Cuántas veces si uno de esos distinguido primer actr cómico costarricense padres tolerantes se echara la calle en busca de sus jóvenes hijes los encontrarían en calles y aún en lugares que le llenarían de furor indignación el alma. Crees, tú, lector querido, que exajero?
Pues bien, si eres tú uno de esos tolerantes, haz la prueba un día, sin previo aviso alguno: abre bien los ojos: pudiera ser que no encontraras tu hijo en esas calles y lugares; pero encontrarías los de otros tolerantes como tú. Cuál es el criterio de los jóvenes de nuestros tiempos; criterio que tienen desde niños de 10 años?
Pues el de la independencia: Que no tienen necesidad de pedir licencia para pasear ni para gastar su dinero: que pueden echarse la calle en la mañana sin haber saludado con respeto a los autores de sus días: que pueden volver casa cuando les gusta: saben bien que si el padre la madre han señalado tal hora de la noche para estar en casa, esa hora se estira y encoje al gusto y según la interpretación de cada uno.
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