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EMEND Recuerdos Gratos çal na hton ncia lelfia vana ra New York is institugnar, por Nada mejor, para obedecer una orden cariñosa, que me honra y me enaltece, aunque yo no lo merezca, que evocar los recuerdos dulcísimos del tiempo que pasó, y que vuelve siempre que se cierran los ojos y se busca, con la luz del espíritu, en los rincones del corazón. Alguien ha dicho que un recuerdo dichoso es el único Paraíso del que nadie puede rrrojarnos; y por eso, sin duda, yo me refugio en las ya viejas memorias de mi niñez y en las ya casi viejas de mi juventud. Yo quería ser algo. En el fondo de mi alma plegaba sus alas la poesía; en mi cerebro palpitaban las ideas, y desbordándose en insaciables ansias de beber la luz infinita de los cielos de mi patria y de cantarlos, de recorrer los aterciopelados ribazos de las praderas los abruptos peñascos de las montañas, llevando, como los antiguos trovadores, una canción al amor, la patria y la fe, soñaba con recorrer el mundo, con dilatar mi nombre, con aplacar mi anhelo de ser poeta. Comencé serlo, pero torció mi camino la necesidad de fundar mi estado social en los afanes de pedir justicia y luego de aplicarla. y al abandonar la Corte para cumplir con estos deberes, tuve que abandonar también aquellos sitios donde la benevolencia de los que valen y quieren ayudar con su valía los que tienen fé en el porvenir, había tenido la dignación de colocarine. Uno de esos sitios, el que más halagaba mi vanidad, el que me hacía pensar en serio lo mucho bueno que podría hacer en él alguno que valiera más que yo, fué una Secretrría de Señorita Angélica Barreto la Unión Ibero Americana.
Distinguida alumna de la Escuela de Pintura La dejé con pesadumbre sincera; la he seguido siempre con creciente amor y con entusiasmo cada vez más vivo; la contemplo hoy realizando sus propósitos, y me asombra pensar en lo que pueden la voluntad y el esfuerzo de unos pocos, cuando les anima el amor la patria y cuando, más que la materia que pasa, les inspira y les atrae el ideal que permanece.
Aún me figuro estar viendo la modesta sala donde nos reunía Jesús Pando y Valle. Apóstol convencido y fervoroso de la grandiosa idea que hoy ve realizada, perseguía su triunfo con una tenacidad invencible, cada vez más altivo, cada minuto más elocuente, cada hora más terco. Nada le hacía desfallecer: ni la oposición y aun la burla que suele hacerse en todas partes las buenas ideas que nacen y piden apoyo para desarrollarse, ni la dificul757 Fot Rudd de enviar bierno de ducir los rensa por tinguidos á nuesiones de ría de ios de la ideracio
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