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ED JIU JUTSU uit en sonales se amplitud zentado su Mr. John. dalado coDrable Mr.
Schweppe, California la United de San vía treinta lios en la le, en donde Bachiarts. hará Cerca del colegio oficial en Tokío se ve un edificio que por su construcción se distingue de los demás. Es largo, de un solo piso, y sólo contiene una pieza cuyo suelo algo elevado está cubierto de cien esterillas. El nombre de esta casa es «Zulhokwan» lo que significa «Galería de nuestra santa patria.
En el interior de esta inmensa sala no se ve un solo mueble; todo el ajuar consiste en dos cuadros. El uno representa un episodio patriótico; el otro es el retrato del catedrático de la lengua china Aklasuki. Además se nota una de aquellas estrechas tablillas que se usan en el país, sobre la que el conde Katsu ha inscrito con caracteres chinos la siguiente sentencia. El profundo saber es la mejor de todas las riquezas. Pero ¿que ciencia se enseña en este inmenso local vacío y desmantelado? Es una ciencia que ellos designan con el nombre de «Jiujutsu. que es «Jiujutsu. Es el antiguo arte de samurai de luchar sin armas. Al entrar en el Zulhokwan la hora del ejercicio, se ofrece la vista el siguiente cuadro: Multitud de estudiantes se hallan esparcidos por la vasta sala observando atentamente una docena de sus camaradas, muchachos esbeltos, con el dorso y los pies desnudos, quienes tratan de lanzarse mutuamente sobre las esterillas. Reina un silencio absoluto; nadie dice una palabra; ni la más leve señal anun.
cia los lidiadores el aplauso la censura de los presentes; ni una sonrisa siquiera ilumina las caras de éstos. La pasividad más absoluta es una de las primeras reglas que impone la escuela del «Jiujutsu un lidiador de profesión le llamaría la atención, sin duda, el TARJETA POSTAL que los jóvenes luchadores ponen sumo empeño en hacer entrar en acción su fuerza y que sus toques y golpes son tan singulares como peligrosos, y, a pesar de verlos proceder con la mayor cautela, calificaría, sin dualguna, toda la producción como un juego sumamente arriesgado. en realidad es más peligroso aún de lo que el luchador europeo puede suponer primera vista. El «Jiujutsu no es un arte de exhibición, sino una defensa personal, una especie de guerra. El maestro en este arte puede en un momento dejar fuera de combate a su adversario, dislocándole un hombro, descoyuntándole una articulación, distendiéndole un tendón rompiéndole un hueso, todo ello sin el menor esfuerzo aparente.
Es un anatómico más que atleta y sabe ciertos toques que matan como el rayo. Pero se halla obligado por juramento no enterar de tan peligrosa 763 1153 naveolie ehl209 vados sus Jó nuescio de la a de que hor, en la aca.
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