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A mi compañera En su cumpleaños Si fu brillantes y con alfilere: estrofas, ha ese aire qui los cansanci Al mirarme en tu rostro, enamorado, Me miro en el cristal de tu conciencia.
Vuelvo de la faena, vuelvo ansioso De descanzar mi frente fatigada, Sobre tu dulce seno tembloroso Como sobre una palpitante almohada.
Eres la bondadosa compañera Que mis mejores cánticos inspira, Tu adorable sonrisa es primavera Que orna de flores mi modesta lira.
Traigo un manojo de sonrientes flores Ataviadas con perlas de rocio, Nacidas bajo el sol de tus amores En el jardin del pensamiento mio; Nuestras ansias son unas, ansias buenas, Sencillos y poéticos anhelos Nuestras dichas son unas, nuestras penas Siempre se funden en los mismos duelos. para hu convención, timentales, pacotilla y les, hablari angustiosos espeso imf ácido fénico, los cirios, en las flores aquellos cuy ra siempre, violáceas de nios, y cuyos el frío de la Allí donde en las freseas mañanitas Lucen, alegres, sus plumajes tersos, Batiendo en mi cerebro sus alitas Las blancas avecillas de mis versos, Es nuestro hogar un campo, en el la aurora Hizo la siembra de cariños fijos; Un sol de libertad calienta y dora Esas bellas espigas, nuestros hijos.
Que ya murmuran el cantar florido En el humilde hogar de mi ventura vierten, de mis suenos en el nido, El ánfora de miel de su ternura, Espigas del amor, rico presente Que contentar mi aspiración alcanza llena con su luz iridiscente La risueña extensión de mi esperanza. ya en las recias luchas de la vida Lanzan el ronco grito de combate, Cuando en el campo la Justicia herida Bajo las plantas del Poder se abate.
En ese campo velará mi empeño De pie sobre la tierra generosa, Mientras me rinde el infinito sueño En el lecho tranquilo de la fosa. Qué ofrendas puedo hacerte más valiosas Que las frases de amor que tanto estimas, Mojadas en la esencia de lxs rosas, De las rosas fraganles de mis rimas?
Ah, no! es inasiado tris su recuerdo ojos nuevos ojos obscuro nochies de in ros otras cor gos quietos.
Para que blaría del su dad y de cai el aire tibio iluminada ce una mujer se sonrosa.
suspiro sens aire donde sangre del arrastra ten aunque nos hiera sin piedad la suerte en torno nuestro hogar ruja la pena, Tú siempre me hallarás altivo y fuerte, Yo siempre te hallaré constante y buena.
Feliz, arrodillado, la cabeza Contra tu pecho que responde al mio, Hoy vengo renovarte la promesa De amarte siempre con el mismo brio.
Que unidos siempre por el dulce y puro Lazo de nuestro amor, la frente erguida, Iremos por los campos del futuro Entonando los himnos de la vida.
Yo sé que me comprendes, y tu lado ¡Cuán tranquila y dichosa es la existencia!
Ah no cuerdo haría los filósofos, juventud. P: sancio de u de Dicbre de 1904.
JOSÉ MARÍA ZELEDON 822

    José María Zeledón
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