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ENO guas de paño cintas anchas. meter las pa los vagaobre los tronsirven paser je uno de los hombre de dicha andar la villa los apatos chillaphiss! que sonó como silbido de desprecio tan profundo que todos se quedaron admirados. Pero niñá, la dijo su madre; en lugar de dale el «Dios se lo pague»
liasés ché lo que te trujo. Vea usté lo que son éstas. gruñó ñor Chanto que estaba como sal en agua. Ñor Torcuato se quedó estupefacto; él que creía anonadar aquellas pobres gentes con tamaña esplendidez obtenía de su novia semejante pago. Vea, Matías, balbuceo, todo confundido; sies que no le cuadra algo deso dígamelo con confianza, y déjese de sátiras Idiay, estalló la aludida, usté piensa que me voy casar sin. pus asina descalza. Con zapatos. ah, eso sí que nó, exclamó el novio con un acento de firmeza tal, que dió a entender que sería inexorable. Zapatos, nunca, eso nó. Pos no me caso, no me caso, y no me caso! gritó furiosa Matías. Peruija. No me caso, yastá. y salió de la sala como un torbellino.
Para no cansarte, lector, no hubo boda. CARO DE ARAGÓN.
estaba concalzoncs de Pensamientos aba al novio o comprar no la villa ital de pro; cinco de la caballero en algo, con una La entrada Roma no sensación Jlí se expe2ovio estaba bía comprabueno, basón de seda ue allí mis, mirando te su amaaberle coshablar por los zapatos la pregunta ne ñor Tornto ante su El egoísmo es una virtud cuando se emplea en realzar los que adoramos.
El amor propio es una vívora dormida. Es imprudente pisarla, menos que no se le aplaste. Cuando una corriente nos arrebata, vale más se guirla que ir en contra de ella, aún cuando conduzca al abismo. No todos los corazones se compran; pero todos se dan. La sumisión no es la servidumbre. Soñar es la suFot. Rud prema felicidad de los hombres de acLínea férrea al Atlántico la orilla del Río Reventazón ción. El infortunio solo vuelve malos los hombres débiles. El corazón se juzga con el corazón.
que rodean bonito, y a su proie lanzó un 858

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