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EMEND n, obedeciennos la lengua Alighieri.
puyo objetoenseñarlos i beso y cada me referíla nobleza de ia de Dante y batallas de la existencia, al par de sus tristezas y de sus llantos considera las tristezas y enjuga el llanto de aquellos que son más desgraciados que ella.
Su corazón y su inteligencia pertenecen a esas pobres almas solitarias que sufren y que lloran sin haber pecado. Donde resplandece la nobleza de su alma de mujer moderna es en el trabajo que llevó a cabo en la Unioni Femminile» en compañía de otros temperamentos generosos: Ersilia Majno Bronzini; Bice Cammeo; Antonietta Pisa Rizzi; Elisa Boschetti; Pellegrina Pirani; Anna Celli; Alberta Alberti; Nina Rignano Sullam; Bambina Venegoni; Rebecca Calderini y Gemma Muggiani.
Trabajan sin cesar buscando las madres para aconsejarlas y los niños para socorrerlos y educarlos. Es una obra hija del amor la humanidad sobre la cual resplandecerá siempre la gratitud de tantas almas arrancadas al vicio y de tantas inteligencias formadas por aquellas mujeres, Todas van hacia un mismo ideal; dedicándose unas la instrucción de las obreras; combatiendo otras, con energia, la trata de blancas; socorriendo esas maternidades del acaso que, sin una ayuda oportuna, pueden llegar convertirse en criminales; tendiendo todas sus brazos cariñosos hacia los débiles y los oprimidos. al considerar esa noble institución no puedo menos que pensar. ven en sus América y no iferencias las didos en los BIBILIDE iñoles, talvez madre para sus propios los brazos de nos nos guianos cada vez ra, Alemania ricanos para su comercio, de América presente.
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o la Dante rita, el niño mujeres itasus tan querido Nadie supo medio de las en las señoras y señoritas de mi patria, pienso en aquellas sociedades muertas que fundan algunos espíritus parasitarios y de cuyos ideales nadie ha podido apreciar la intensidad. Mis compatriotas no han sabido respoder corazones de mujeres con obras que tengan algo de la bondad y del encanto femenino. Hago una excepción: vayan mi respeto y mi gratitud hacia aquellas nobles hijas de las ciudades costarricenses que forman la Sociedad Protectora de Niños Pobres y la de San Vicente de Paúl. Ellas, en 869

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