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ENERO ido casi toy pernicioas señoras y. a hecho otra us palabras is ideas que ce ir contanea los dese la casa al se vean Sus con plumas regonero de á despreciniños dejan pres por sus co dignos se lanzan unos al rostro de los otros, mañana se oirá repetido por los labios inocentes del pequeño, quien no comprende quizás lo que encierra el vocablo que pronuncia; y esas discusiones domésticas causarán efectos distintos pero siempre perniciosos en la mente del niño cuya facultad de retención es extraordinaria.
11. Después se refirió a aquellos pobres niños de cuya existencia no se dan cuenta más que los agentes de policía, los guardianes de las cárceles, los enfermeros de los hospitales y los empleados de las casas de locos. Niños tristes precipitados en el vicio por sus mismos padres: muchachas de poca edad cuyos encantos de virgen han sido vendidos para calmar el hambre la ambición de quien les dió la vida; jóvenes que, sin familia y sin cariños, han rodado por las calles de la ciudad aprendiendo a robar para satisfacer sus deseos; niñas que, en carnaval, se visten de máscara con el consentimiento de sus madres quienes les prohiben únicamente el baile, sin recordar siquiera que el traje de fantasía y el antifaz dan derecho a muchas bromas y habilitan para escuchar frases groseras y, a veces, causan la pérdida de una jovencita.
Ada Negri, pensando en el porvenir de la mujer en Italia, recordó todo eso, criticó con energía las malas costumbres de las sociedades modernas y, apesar de verse retratados en sus palabras muchos de aquellos que la escuchaban su voz, cada instante, era apagada por los aplausos y los murmullos de aprobación. la noble mujer para terminar recitó una poesía que ella misma escribió los dieciocho años. La visión de un pobre muchacho que pasaba, sucio, mal vestido, despertó en aquella alma femenina una compasión llena de ternura y expresada con sentimiento en la poesía: UN BIRICHINO DI STRADA Quando lo vedo per la via fangosa passar sucido e bello, colla giacchetta tutta in un brandello, le scarpe rotte e aria capricciosa, quando il vedo fra carri o sul selciato coi calzoncini a brani, gettare sassi nelle gambe ai cani, gia ladro, gia corotto e giá sfrontato; quando lo vedo ridere e saltare, povero fior di spina, e penso que sua madre alla officina, vuoto il tugurio e il padre al cellulare, un angoscia per lui dentro mi serra, e dico: che farai, tu che stracciato ed ignorante vai senz appoggio ne guida sulla terra. De la capanna garrulo usignolo, che sarai fra vent anni. Vile e perverso spacciator iriganni, operajo solerte, o bursajuolo? onesta blusa avrai del manovale, o quella del forzato. mujeres chos de los cadores de ias conyuos que no ogar; cada njunto de seres po871

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