Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
El Ladrón Sorprendido ΕΙ le acusa!
На ΕΙ ΕΙ ΕΙ poco tien. ΕΙ ΑΙ golpeai un mal e haber en Tomó la tector.
Re Con los postigos entreabiertos, pues sólo dormía bien con la ventana abierta, el Dr. Kihl sentía pasar sobre su cuerpo fatigado el viento fresco de las lilas, el olor de miel de las adelfas.
Con la conciencia tranquila, después de haber cumplido su deber hoy, como lo haría mañana, pues en la comarca, en diez leguas la redonda, le veneraban por su abnegación y caridad, el Dr. Kihl se dió vuelta en su cama y trató de dormir. No lo conseguía, y con los sentidos aguzados por la fatiga que hubiera debido embotarlos, percibía el olor fino del arriate de oro que florecía cerca de la glorieta, y oía el paso furtivo, el paso aterciopelado de su gran perro Black, que hacía la guardia en el patio.
Era un amigo altivo, sin ninguno de los vicios de la servidumbre, ai cobarde, ni glotón, ni traicionero. Ignoraba el látigo y comprendía la voz.
De pronto Black ladró de un modo violento y siniestro. Estallaron una voz furiosa y un grito de dolor, y el doctor oyó el ruido de una rama rota y un rugido de rabia que entrecortaba los ladridos salvajes del perro.
Saltar del lecho, vestirse toda prisa, tomar un palo con punta de hic ro, su bastón de marcha, fue cuestión de un instante. Se fué al patio y gritó. Black, aquí!
Pero Black no le hacía caso y saltaba alrededor de un tilo al que se había encaramado una forma negra, acurrucada, una especie de larva sombría y amenazadora, en cuya mano HACIENDA HEREDIANA brillaba la hoja de un cuchillo.
El doctor encendió su linterna y proyectó el reflector sobre el árbol; vió un hombre con la barba enmarañada, que profería interjecciones, aterrado, con la mirada extraviada, sin atreverse huir y con el deseo de arrojarse matar; eso se veía en sus ojos siniestros.
El cuchillo temblaba en su mano derecha; la izquierda mordida por Black, chorreaba sangre. Parecía un lobo cazado en la trampa. De dónde vienes? gritó el doctor. acercándose al desconocido, agregó. Por dónde has entrado?
878 Sa delante virse, le. Fot Rudd ΕΙ extraña.
llena de de la vei Emp El docto. Pe por sus los ojos traña qu EI punzante
Este documento no posee notas.