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L ESPERANCE y lengüetazo alzaba su cabeza hacia Antonio, como interrogándole. Pero un frío glaci Antonio se fué, tranquilizando Rosa. Perlina le acompañó hasta la puerta y grunona.
según costumbre, mas en vez del movimiento del mutilado rabillo y del madre. p1 saltito peculiar y cariñoso, posó sus patas sobre las rodillas del dueño y, había de llor como si solo quisiera ser de ella oída, lanzó el quejido aquél de temor impa Del bol ciencia: quedóse el animal, viendo vándolo los que no se le hacía caso, quieto y do! Aquella en la misma actitud que en la como. Así se lo cina cuando no hallaba la buscada pendía sobre gobra.
milde Perlin las nueve, efectivamente Brilló llegó el médico, hallando sola á los labios: Rosa, pues la vecina, por rara ca¿A quie sualidad estaba aquella noche de ridad. Vá teatro. Mala, malísima cara puso el doctor: y no fué solo la cara, pues también dijo que aquello era grave y de difícil compostura. Lo probable sería que allá la madrugada. Pero en fin: le daría Present unos papeles y acaso se calmaría de la renombi la creciente excitación. Si así suen las faldas cedía y al otro día no había ocu24 horas de rrido alguna novedad, tal vez. podirección día ser. acaso. veríamos. Alla Antes de lleg escribió en un papelito y, envie pasa un bosq buscar esto dijo. Pero de él, presénta ¿quién iba buscarlo? Si el doctor cueva, que es quisiese quedarse un momento aspecto y dime con el niño, iría Rosa aunque tros aproxima duras penas podía andar: la far1 de ancho.
macia estaba cerca. No, el doctor Sigue luego no podía esperarse. Cómo hacertros de largo, lo. Perlina. quién sabe! profre una bifurca bemos. y el animalito se fué avanza va dism con el médico y volvió con los pahasta que en el peles. Es cosa sabida la inteligenLa Esperanza se facilmente cia de los perros y de las perras.
El interior Se diluyó el papelito y cuzada por cuei charadita tras cucharadita tomóse principalmente el pequeñuelo la ordenada dósis, no sin sus angustias y trabajos. Con qué caprichosas es atención la observaba todo Perlina, puesta de patitas sobre la cama.
cias a la poquí No fueron necesarios muchos minutos para el deseado efecto. El enfer ellos llega cor mito se apaciguó y poquito poco quedóse dormidito, dormidito.
des un aspecto Los morador dedores conoce Las once y media acababa de cantar el sereno cuando Antonio abría curiosidad, per la puerta de su habitación y entraba de puntillas. la escasa luz que del tos y las leyen comedor llegaba la alcoba pudo ver dormidito, dormidito su hijo, con la cen que hay en cara vuelta hacia la pared. También durmiendo y echada de bruces sobre la cueva indios. cama estaba Rosa: la que no dormía era Perlina acurrucada en el lecho entre aspecto que apo su ama y el niño. No dormía, no: Antonio pudo ver sus bien abiertos ojos recodo cuidan fijos en él. Hasta le pareció que brillaban más que de ordinario: seguramente tesoros encerra el reflejo de la luz.
No queriendo despertar, pero queriendo besar su hijo dió Antonio grandes huecos la vuelta a la cama y posó sus labios sobre la frente del niño. Todo lo pausa, que no existen damente que se bajó la cabeza de Antonio, se levantó con rapidez al sentir men detenido y 884 San José Los que
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